Por René Laphond
El futuro está en manos de alguien que no tiene futuro alguno. 12 Monkeys (1995) es una película con Bruce Willis, Madeline Stowe y Brad Pitt, este último logrando aquí su primera nominación a Golden Globe y Oscar, dirigida por Terry Gilliam. Pero este filme adquiere nueva relevancia pues estamos viviendo encerrados por un virus en el aire del cual no sabemos exactamente donde surgió, pero está mutando constantemente. Estos paralelismos entre 12 Monkeys y la vida real desde 2020 (a 25 años del estreno de esta película) son un espejo de la sociedad pandémica actual.
No obstante, para hablar de 12 Monkeys se debe también hablar de La Jetée (1962), cortometraje francés de Chris Marker, inspiración para la película de Gilliam.

Filmada íntegramente en fotografías fijas en blanco y negro, La Jetée es diferente a cualquier otra obra cinematográfica, una joya del cine creada para el arte y no para la taquilla (como todo buen cine europeo), solamente que, desde la mente de Gilliam, cada pequeño detalle del cortometraje es maximizado en su versión.
La Jetée se desarrolla después de la Tercera Guerra Mundial, cuando un puñado de sobrevivientes se ha refugiado bajo tierra por la radioactividad y donde los científicos experimentan buscando encontrar un “agujero en el tiempo“, a través del cual enviarán a alguien para traer recursos y reiniciar el mundo muerto. El problema es que los viajeros terminan enloquecidos por no poder soportar estar en dos realidades de tiempo distintas. Entonces buscan a un hombre de mente fuerte, para soportar las distintas realidades y dan con alguien con un recuerdo inquebrantable de su infancia.
El vívido recuerdo de este hombre está ambientado en el muelle del aeropuerto Orly de París (el epónimo Jetée). En este recuerdo de su niñez, está una mujer rubia muy hermosa, con nostalgia en los ojos mientras ve el atardecer. Esa mujer es el ancla del recuerdo por toda su vida. Luego en esa misma remembranza, es testigo de cómo un hombre corre hacia ella, pero él muere a tiros; un momento traumático pero fijo en su memoria infantil para siempre.
Los científicos lo mandan constantemente al pasado y él intenta realizar la misión, pero al conocer a la rubia de su recuerdo, la cumple y decide que quiere quedarse con la mujer de su obsesivo recuerdo. La encuentra en el aeropuerto Orly y corre hacia ella, solo que en ese momento un científico de su tiempo aparece y le dispara, pues no debía escapar de su ejecución en la época que fuera, resultando que el momento grabado en su memoria toda su vida, era el de su propia muerte.

En La Jetée, la guerra nuclear destruyó el mundo, lo que refleja la ansiedad de la Guerra Fría de esa era, mientras que en 12 Monkeys es un virus mortal, basada en la ansiedad en torno al SIDA, epidemia que había infectado a medio millón de personas solo en los EE.UU.
Pero ahora que vivimos en tiempos del Covid-19, podemos entender que 12 Monkeys va más allá de una narrativa relacionada con el SIDA. Más bien revela la dinámica de poder de las instituciones médicas modernas y predice su futuro distópico. ¿El Covid fue creado en un laboratorio o fue espontáneo como la evolución? Creo que todos hemos hablado de estas teorías hasta el cansancio por dos años.
La versión de Gilliam, 12 Monkeys, James Cole (Bruce Willis) es un convicto sobreviviente viviendo bajo tierra, con un sueño que lo persigue toda su vida: una mujer rubia en un aeropuerto, corriendo tras de un hombre al que le disparan y muere. Cole es elegido para enviarlo al pasado en una misión, encontrar el virus en su forma pura antes de mutar, para que al regresar al futuro los científicos puedan encontrarla. El pasado no se puede cambiar, no se busca salvar millones de personas, pero las pistas indican que el ejército de los 12 Monos reclamó la responsabilidad de lo que sucedió al declarar en las calles: “We did it!” o bien, “¡Nosotros lo hicimos!”.

La ciencia no es particularmente exacta en los viajes en el tiempo así que Cole termina en 1990, no en 1996 como se esperaba, así que al referirse a 1996 como el pasado, estando en 1990 hace que lo manden al psiquiátrico. Ese pabellón es el escenario donde nos encontramos con un orate e intenso Jeffrey Goines (Brad Pitt), el compañero residente de Cole. Después de desaparecer mágicamente de una sala de restricción, altamente sedado y amarrado, Cole reaparece en 1996 y se embarca en su misión de encontrar a los 12 Monos, que se cree son los creadores de la plaga por sus declaratorias, las cuales pueden interpretarse también como “Lo logramos”, gracias al juego de palabras en inglés.
Al final sabemos que es el padre de Goines, dueño de una empresa científica, quien creó el virus. ¿Para qué? Vaya usted a saber.

Algo muy parecido en las dos películas son las transiciones del viaje en el tiempo; son súbitos y no existen rayos, viento, luces o líneas de fuego como en Back to the Future, simplemente en un momento está y al otro ya no, sin ruidos ni destellos. Hay otros paralelismos, como que Cole está encarcelado en ambos tiempos.
También en las escenas del 2035 hay 5 científicos tratando de decidir si Cole es el hombre adecuado para la misión mientras que en 1990 hay 5 científicos tratando de averiguar si está cuerdo o no. Otro es que lo duchan para descontaminarlo en el futuro y en 1990 por igual. En ambas circunstancias es supervisado por dos guardias, uno negro y otro blanco. Además, mientras deambula en el manicomio, presencia una tomografía y este scanner tiene un gran parecido con la maquinaria para viajar en el tiempo en las escenas del futuro.
Las palomas, el oso, todo se vuelve cíclico.


Una película que nos muestra una ambigüedad de lo que está pasando: ¿Cole es divergente mental y lo está imaginando todo? ¿Fue suya la idea involuntaria de erradicar a la humanidad? ¿La voz que le llama Bob es un indigente crono nauta como él o la escucha en su mente? ¿El predicador callejero es también un viajero del tiempo perdido entre las épocas y recolocado en 1996 después de estar en la Edad Media? ¿Sirvió quitarse los dientes?
Su fortaleza mental se ve disminuida siempre en los primeros momentos en cada época, adaptándose a su realidad poco a poco, asumiéndola como la real, ya sea ser alguien divergente en 1996 o un crono nauta en del 2035.
En el tercer acto, tiene su clímax a cámara lenta con las notas de un violín triste mientras suena una alarma, un final que vimos varias veces desde el mismo comienzo de la historia, solo que a través de las múltiples ocasiones que nos la presentan, detalles cambian o se vuelven más definidos, como lo son los recuerdos en nuestra vida. Podríamos afirmar que un auto era de cierto color cuando era en realidad de otro, la memoria nos puede traicionar. En cierto punto, Cole sueña que Goines es a quien ve en el aeropuerto, escena que al final nos hace entender que su recuerdo tiene incidencia directa en la propagación del virus y su autor criminal, y no un simple recuerdo aislado.
Cole se ha ido moviendo en el tiempo, pero de repente, en la explosión del disparo que lo mata, el destino se vuelve fijo en el momento decisivo de su muerte.


En el mundo actual de Covid-19, la teoría de que tal vez el virus fue un acto deliberado en lugar de un trágico desarrollo de la naturaleza es un pensamiento aterrador, igual que la idea de que los líderes mundiales se centran en el beneficio propio. Volver a ver 12 Monkeys bajo esta luz deja clara la advertencia: lo que realmente deberíamos temer durante una pandemia es que las personas busquen sacar provecho de la pandemia.
Y para hacernos pensar, (advertencia: esto es real, puedes investigar en internet) te recomiendo que busques la noticia sobre Eloi Cole, un supuesto viajero del tiempo que fue arrestado en Suiza tratando de sabotear el Colisionador de hadrones, pero que después de ser arrestado, se esfumó misteriosamente…
