Cuando las diferencias nos alcanzan: Los Espíritus de la Isla (2022).

Por Mónica CePer

Después de la temporada de premiaciones y ya que por fin llegan todas las películas nominadas a las salas cinematográficas o plataformas oficiales, por fin podemos sopesar al 100% la situación real entre los filmes ganadores y los que se quedaron en el camino. Uno de los nombres más repetidos durante cada una de las entregas fue “The Banshees of Inisherin” ganadora como Mejor Película Británica en los BAFTA, pero tristemente menospreciada en los Premios Oscar, de los cuales no se llevó ni un solo premio en las 9 categorías que se encontraba nominada.


Particularmente, en el caso de “The Banshees of Inisherin” o “Los Espíritus de la Isla” pude observarla precisamente hasta su llegada a la plataforma digital de “Star+” y si bien tenía muchas expectativas de ella, puedo decir que es una de las películas más recientes que sobrepasaron mi idea previa y me permitió experimentar ese análisis emotivo, psicológico e histórico que pocas veces permite el cine contemporáneo.



La trama central se localiza en una pequeña isla de Irlanda, Inisherin, durante 1923 justo en la Guerra Civil Irlandesa y comienza en el punto en que Colm Doherty (Brendan Gleeson) decide dar por concluida su amistad con Pádraic Súilleabháin (Colin Farrell) ignorandolo y evitándole durante su cotidiano encuentro para beber cerveza en el Pub local. En el transcurso de la historia podemos observar que esas diferencias entre ambos siempre existieron pero que con el paso del tiempo se hicieron más profundas ante el hartazgo de Colm quién considera que Pádraic es simplón, bobo y con pocas ganas de generar gustos más trascendentales que solo beber, conversar y pasar el rato.

La historia en sí de alguna manera manifiesta la semejanza entre esos 2 bandos que alguna vez fueron amigos o familia pero que debido a sus diferencias generan conflictos  que se van arraigado y resquebraja no sólo a los implicados sino a todos los que se encuentran a su alrededor.

El punto medular establece la complejidad de las relaciones humanas y la decadencia de los procesos emocionales en la amistad; cuestionandonos acerca de que tanto estamos dispuestos a perder y como en estas relaciones siempre hay alguien que desea partir y otro que se niega a cambiar.


En sus casi 2 horas de duración, Martin McDonagh nos guía por medio de hermosa fotografía enmarcando la belleza natural de los riscos y prados de Irlanda que se convierten en uno más de los personajes dentro de un  poderoso guión (desarrollado por el mismo McDonagh)  en momentos divertido, que te hace reír en medio del drama taciturno,  ya que es parte de lo que conlleva la cotidianidad: situaciones absurdas o tontas que se mezclan con la tristeza de los días.

Así como cada una de las magníficas actuaciones de los 4  implicados en el rubro protagónico y de soporte,  siendo precisamente Colin Farrell quien en una de sus interpretaciones más cálidas y dulces genera en nosotros constantes emociones que van  desde la ternura, a la melancolía hasta la molestia por su postura de no aceptar lo inevitable.


De igual manera Brendan Gleeson, ofrece matices en su actuación magistral como lo muestra en cada escena, permitiendo que desarrollemos varias hipótesis acerca de la decisión tomada por su personaje Colim Doherty: ¿acaso siempre fue un ser detestable y amargo? ¿Nunca apreció a Pádraic? ¿Su depresión fue la razón que lo separó del buen Pádraic? ¿Por qué ahora prefiere pasar el tiempo escuchando al detestable policía lugareño?

Completando el cuadro actoral Barry Kehogan como Dominic, el cual es considerado como el tonto de la isla, sin embargo cuya agudeza en sus comentarios y su precisión al observar detalles que otros pasan por alto, ofrece la oportunidad de darnos cuenta de que la inteligencia es sólo una etiqueta que las élites utilizan para determinar quién es aceptado y quién no.


Y para concluir, Kerry Condon en el papel de Siobhán Súilleabháin, la hermana de Pádraic, la cual es contraparte en este mundo de masculinidades desmedidas, grises y hasta cierto punto tóxicas, siendo Siobhán en todo momento la voz de la razón, mesurada e inteligente; capaz de contactar con la sensibilidad y la inteligencia emocional que a inicios del siglo XX era malinterpretada y a veces denostada.



En si, los 2 temas que enfoqué en la película son acerca del manejo de la ira y la pérdida, los cuales nos hacen cometer estupideces, siendo las peores desgracias  aquellas que se pueden remediar o evitar.

En el caso de la pérdida, la manera en que nuestra esencia es percibida por lo demás y como nos afecta la percepción  que otros tienen sobre nosotros. Otros puntos importantes son las diferencias sociales, la teoría de los apegos y la búsqueda de nuestra propia felicidad, y como muchas veces esta nos separa de aquellos a los que queremos.

Y principalmente ¿por qué deseamos que nos respete gente que no nos aprecia y a quien no les importamos?

En sí a esta pequeña isla está llegando el cambio, la disputa entre sus propios habitantes con la guerra civil, los antiguos amigos ahora enemigos al darse cuenta de sus diferencias y dejar de lado lo que alguna vez los unió.


Los Espíritus de la Isla es la metáfora acerca de cómo  desde la cima los dioses nos observan y se ríen de nuestra desgracia, de nuestra fragilidad humana, de nuestra búsqueda por no morir en soledad y generar conexión.

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