Por: César Salazar
En 1943, el buque de guerra norteamericano USS Eldrige fue objeto de un experimento cuya finalidad era obtener la invisibilidad ante el radar enemigo; tras varios intentos, desapareció en medio de un manto electromagnético color verdusco, dejando a su paso una supuesta tragedia, pero también una pregunta abierta a la controversia y al misterio.
Aunque son decenas de teorías la que encallan en esta historia, la idea de un barco invisible, ha sido más que un objeto de ficción.
En ocasiones nos ha llegado como una anécdota que trastoca el límite entre lo increíblemente científico o aquello que se tilda de un suceso legendario. En esta ocasión nace de la mente perturbada de un marinero (señalado por mitomanía) a quien debemos la intrigante anécdota que involucró nada menos que a los dos físicos más influyentes de mediados del siglo pasado.
En 1942 la Marina de los Estados Unidos, formuló bajo las ideas de Jossep Dunninger un plan para invisibilizar un buque de guerra mediante un proceso de espejismos inducidos por manipulación de los rayos solares. A esta serie de acciones se le llamó proyecto Rainbow-nacido en 1939-, el cual fue mayormente conocido como “el Experimento Filadelfia”.


A pesar de vivir inmersos en una constante innovación tecnológica, el tema de la invisibilidad nos cuesta hoy día algún desvelo. No sólo cabe en la imaginación mantener la ilusión por un vehículo cuya velocidad corpórea sea capaz de viajar 600 km en instantes o incluso retroceder el tiempo; una idea similar puede rastrearse en el relato de H. G. Wells “El Hombre Invisible”, cuyo argumento estriba en una obsesión personal y una artimaña científica que condenó mortalmente a Hawley Griffin, quien era tan veloz que se volvía imperceptible al ojo humano.
Por otro lado, la soberbia intención de que un destructor obtuviera el bonus de la invisibilidad, nos hace rumiar acerca de la supuesta única finalidad de repeler la letalidad de submarinos U-Boot al servicio del poderío alemán. El interés por encontrar el objeto por el cual se llevó a cabo este brutal experimento, cuya acción fue instalar poderosos generadores de energía electromagnética y alterar la curvatura de la luz sobre el navío para finalmente lograr invisibilizarlo.

Albert Einstein, con su teoría de la relatividad universal, acompañado de la teoría dinámica de la gravedad, cuyo origen era la mente de Nicola Tesla, fue puesto en duros cuestionamientos acerca de su aplicación al campo de la física.
Para Tesla la gravedad se describe a partir de un campo unificado de materia, energía y éter; y es cómo si una fuerza positiva empujara energía hacia el centro de la tierra, la cual contiene una carga negativa; contrario a la concepción de la Relatividad que afirma la gravitación como proveniente de un espacio curvo en cuya onda radica la dimensión espacio-temporal.Aquí la cuestión es que el campo unificado es una hipótesis que se ha sostenido en vilo por decenas de físicos alrededor del mundo, teniendo en algunas ocasiones la postura de que la gravedad y el electromagnetismo parecieran seguir reglas distintas.
Aquello que Einstein intentó demostrar era que la materia y la energía se regían por los mismos principios; cosa que el gobierno de Estados Unidos utilizó como preámbulo para un suceso en el que también participarían científicos renegados del nazismo.


Si bien el punto crucial en esta anécdota no es discernir teorías científicas (para ello está su propia divulgación), lo que nos atrae es la incógnita sobre la realidad de aquello ocurrido una noche de Julio en pleno holocausto bélico, y su trágica conclusión.
El origen de la leyenda.

Carl Allen, un marine retirado leyó el libro de Morris Jessup, un erudito quien reconocía la teoría del electromagnetismo y la antigravedad no sólo como la apuesta por la aplicación de una fábula, también sostenía la especulación de que el fenómeno OVNI y su mecanismo de propulsión eran una fuente inegable de poder.
Los años 40s y 50s fueron no sólo caóticos y revolucionarios, temerosos políticamente, también se reconocen como el germen de historias sobre alienígenas y razas antiguas que desarrollaron tecnología incomprensible para nuestro tiempo.
Cuentan que el 13 de enero de 1956, Morris Jessup recibió una carta de un tal “Carlos Allende”, en donde se declaraba la existencia de un experimento guardado como un secreto militar, y del cual era el último testigo. El hombre, remontándose a 1943, contó sobre su leve estado de ebriedad en un bar del buque mercante SS Andrew Furuseth, el cual permanecía encallado junto al USS Eldridge en el muelle de Philadelphia; mencionando algunos otros nombres de marineros que compartían el gusto del licor.
Afirmó saber también el destino que, como resultado del experimento, le ocurriría a algunos de los tripulantes, incluyendolo:
“…uno de los hombres de civil que estaba en la timonera ordenó por la radio al comandante del crucero que encendiera los generadores.Entonces, alrededor del crucero comenzó a fluir con gran fuerza un singular campo de energía, perfectamente visible, que giraba en torno de la nave en sentido contrario a las agujas del reloj.Vi que el aire que rodeaba al barco se volvía un poco más oscuro que el resto de la atmósfera. A los pocos minutos vi levantarse del agua una bruma verdosa, similar a una nube muy tenue. De pronto, el barco desapareció completamente y nosotros experimentamos una gran sacudida. Varios de nuestros hombres se desmayaron y a muchos comenzó a salirles sangre de la nariz. En pocos segundos el flamante barco de guerra ya no estaba en su sitio…”

El que los tripulantes se hayan volatilizado en el aire”, frente a sus ojos, es increíble. El USS-Eldrige estaba equipado con generadores de energía de alto poder, “generador de tiempo cero”, siendo este el responsable de generar el potente campo electromagnético, según la Teoría del Vacío Cuántico. Cuenta Allen, que al momento de encenderse el Eldridge se vio envuelto en una neblina verdosa y que después de una segundos, con la marca de su silueta en el agua: el bombardero despareció por una o dos decenas de minutos.

El atónito Jessup le repondió la carta pidiendo una prueba sustancial que demostrara la desaparición, incluso desde una postura científica. Algunas semanas después, regreso una postal con el nombre “Carl Allen”.
Estimado señor Jessup:
“Me pide lo que es equivalente a pruebas positivas de algo que sólo la duplicación de los dispositivos que produjeron “este fenómeno” podrían darle… Nunca podré satisfacer esa actitud… Puedo ser de alguna ayuda positiva para usted en mi mismo pero para hacerlo requeriría un Hipnotizador, Pentotal Sódico, un grabador y una excelente dactilógrafa para producir material de valor para usted…“

A pesar de no mostrar más evidencia que un relato añejado durante una década, el exmarin afirmó que:
Soy un contemplador de las estrellas Sr. Jessup. No lo disimulo y el hecho de que… estoy seguro de que el hombre irá adonde ahora sueña con estar… hacia las estrellas vía la forma de transporte con que tropezó accidentalmente la Marina (para consternación suya) cuando su barco exp. despegó y apareció un minuto después más o menos a varios cientos de millas marinas de distancias… Quizás la Marina ya haya usado este accidente de transporte para construir sus OVNIS. Eso es un avance desde todos los puntos de vista. ¿A usted qué le parece?????
Muy respetuosamente, Carl Allen.

Lo anterior le pareció una completa burla a Jessup, quien dediciría finalmente romper comunicación. Entre 1958 y 1959,la carrera de Jessup se fue a pique, su esposa lo abandonó y su editor en jefe lo censuró al punto de dejar de publicarlo. Se desencadenó la fatalidad,a apartir de la relación entre su obra literaria sobre OVNIS, el escándalo producido por Carl Allen y su relato que invoucraba también al gobierno nortemericano; trayecto que culminó con la muerte de Jessup el 20 de Abril de 1959, bajo circunstancias misteriosas.
Finalmente Allende desapareció, pero su relato ha permeado en muchas teorías de divesa índole (científicas, conspirativas, incluso fantásticas). Hasta aquí nos resta preguntarnos si realmente ocurrió de esa forma, si la rotunda negación de la Marina es otro punto de análisis sobre la certeza del experiemento a nivel científico. Pero aquello de atar cabos amerita más alla de las ensoñaciones de un loco, una pregunta más precisa sobre lo ocurrido aquel 13 de Agosto de 1943 en el puerto de Philadelphia.