Por René Laphond
Por los últimos años, en estas fechas se revivió la saga Halloween, la cual empezó en 1978 en la que un enfermo mental escapa de una institución y regresa al pueblo donde hacía 15 años había matado a su hermana, para empezar de nuevo su vorágine de asesinatos en un 31 de octubre, su nombre: Michael Myers. Esta película reafirmó y colocó bases para historias de este tipo, en las que el villano no necesita muchas razones para actuar despiadadamente, siendo una fuerza física y elemental con la cual no se puede dialogar ni negociar, su objetivo es simplemente matar.
Esto lo vemos a través de los ojos de una joven Jamie Lee Curtis y el gran actor Donald Pleasence, como Laurie y el Dr. Loomis respectivamente, quien lo narra así:
“Lo conocí, hace 15 años; Me dijeron que no quedaba nada; sin razón, sin conciencia, sin comprensión ni siquiera en el sentido más rudimentario de la vida o la muerte, del bien o del mal, de lo correcto o incorrecto. Conocí a este… niño de seis años con este rostro inexpresivo, pálido, sin emociones y, los ojos más negros: los ojos del diablo. Pasé ocho años tratando de alcanzarlo, y luego otros siete tratando de mantenerlo encerrado, porque me di cuenta de que lo que vivía detrás de los ojos de ese chico era pura y simple… maldad.”
Donald Pleasence.

Salvo Halloween II, la cual su historia continúa exactamente donde acabó la primera, todas las nueve secuelas fueron un desastre tras desastre (en donde en alguna ni siquiera sale Michael Myers), pero en el 2018 se decidió hacer un borrón de todo lo que pasó acabando la primera entrega del 78 y volver a las raíces del terror.

Todo de forma muy similar, Michael Myers tiene décadas encerrado con la misma actitud catatónica, pero ahora Laurie no es la niñera en peligro de hace 40 años, sino que ahora está preparada en una cabaña rodeada de alambres de púas, sistema de seguridad, sensores, alarma y muchas armas, así como un búnker en la cocina, como una abuela algo traumada con la idea de que en algún momento el mal regresará y la perseguirá.
Lo cual, sucede (¡claro!) y nada más y nada menos en 31 de octubre, la fecha perfecta para andar con una máscara de casa en casa matando gente con un cuchillo.

Nadie entiende cómo Laurie se ha quedado a vivir en el mismo lugar donde casi muere, pero así es el cine ¿no? Así que Michael regresa a matar en su fecha favorita y cae en la trampa de Laurie, pues la cabaña que creíamos era un búnker, en realidad fue una ratonera para Michael; esta arde en llamas junto con él, o eso creemos, ya que al iniciar la secuela, Halloween Kills (2021), vemos que los bomberos llegan a apagar el fuego de la cabaña y, por ende liberan a Michael para que siga haciendo lo único que hace.
En esta película vemos a un Michael Myers imparable, imponente, que aunque en el tercer acto pensamos que está acabado después de la golpiza de la turba, este se levanta para matar a todos. Se generaron teorías como de que este personaje es una entidad inmortal que gana poder con cada muerte o que la máscara puede convertir a cualquiera en Michael Myers y proyectar el mismo terror y tener la misma fuerza e invulnerabilidad a balazos, incendios, cortadas y mil otras formas de intentar detenerlo.

El final de esta trilogía se llama Halloween Ends (2022), la cual decepcionó a gran parte del fandom y las razones son bastantes, la más notoria es que no tiene terror.
Siendo una película de este género se esperaba que estuviera fundamentada en lo que hace a una película ser precisamente de terror, pero esta, no da miedo. Se trabaja la idea de que sí, en verdad, cualquiera que porte la máscara podría estar a la altura del ícono que es Michael Myers (algo así como The Mask (1994) con Jim Carrey), como si fuera una “idea” pasada de persona en persona por todo el pueblo como una enfermedad indestructible, ya que la gente ahí conoce la historia y la sufre aún por los terribles acontecimientos. Peeero, luego la misma película sabotea esta idea, llegando a la inconsistencia de ir por ese camino al inicio y luego salirse de él completamente después.

Tenemos la historia algo apresurada de un chico llamado Corey que, debido a un asesinato accidental, pasa un tiempo en prisión y al salir la sociedad se encarga de humillarlo y orillarlo a cruzar la línea de cometer asesinatos que ya no sean “accidentales”, y decimos apresurada porque en tiempo récord ya es novio de Allyson, la nieta de Laurie, después de que esta los presente en la clínica, pero así es el cine ¿no?
idea que plantean es que alguien tan golpeado por la sociedad puede volverse un asesino serial si se presiona adecuadamente, volviéndose el nuevo Michael Myers, cosa que… al final ni sucede, haciendo que toda la construcción de la historia dé en un callejón sin salida.

El terror que busca la película es inexistente, mal enfocado al personaje o simplemente absurdo. Empezando con que Michael Myers aparece hasta pasados los 40 minutos de la película, en esos minutos no hay sustos o elementos de terror, ni sustos malos o tontos, nada. Y esto para la construcción de una película de terror es primordial, se entiende que debe haber sustos cada cuando para construir la tensión y el ambiente, si se dura mucho, el espectador olvidará que está en una película de terror.
Hay películas como The VVitch (2015) que no tiene sustos cada rato, pero al menos tiene escenas en las que hay una tensión que construye el suspenso, pues te da la idea de que hay algo maligno en la escena.

Por ejemplos tenemos al policía bravucón, tenemos a los bullies del convertible, tenemos a la enfermera pelirroja que se acuesta con el doctor para obtener el ascenso que quería Allyson y ambos la maltratan, hasta el DJ de una estación de radio que los agrede verbalmente.
Es cuando llega el momento de que enfrenten la muerte que… no sentimos nada por ellos, incluso apoyamos al asesino a que lo haga y, esto no provoca terror.
Caso muy diferente a tantas películas en las que conocemos a los personajes por su desarrollo y no queremos que les pase nada y sobrevivan al peligro que las persigue, así tenemos a Sarah Connor, a Ripley y a tantos personajes que queremos que no mueran.
El sentir la cercanía del peligro a través de los ojos de un personaje con cierto valor que la misma película te da, es lo que provoca miedo, el miedo a no sobrevivir, y no lo provoca un indigente desconocido que apareció 30 segundos y muere a manos de Corey por… razones.


También él, viviendo años dentro de una alcantarilla, se encuentra con Corey y lo deja vivir, porque pues… ahora parece que Michael Myers quiere tener un compañero cuando en toda la saga lo único que hace es matar indistintamente, se supone que no puedes negociar con él o hacerlo razonar, es una máquina de asesinar, pero en esta última entrega quieren humanizarlo más al socializar con Corey, quien por cierto lo derrota a golpes cuando hacía una película había acabado con una turba él solo.


Es difícil lograr una trilogía, ya no digamos perfecta, pero al menos aceptable y consistente en su atmósfera y género, el estilo lo dictaron muy bien las primeras dos películas de la nueva saga y, aunque Halloween Ends intenta algo nuevo para no seguir la misma fórmula, cae en vacíos de guion y situaciones ilógicas que distraen al espectador, que esperaba asustarse ya que se promocionó como una película de terror, pero esta, simplemente no lo es y es triste que tengas a Michael Myers en tu película, pero que no dé miedo.