¿Qué pasa cuando un objeto imparable choca contra uno inamovible? Michael Mann, conocido director de este tipo de películas de acción, realmente se lució con esta película hace casi 30 años, logrando así una obra de las más influyentes en su género. El éxito se debe a tres factores muy bien realizados.
El primero de ellos es el reparto: actores como Jon Voight, Ashley Judd, Danny Trejo (cuyo personaje se llama “Trejo”, por cierto), Tom Sizermore, Ted Levine (conocido por Buffalo Bill en ”The silence of the lambs”), William Fichtner, Natalie Portman, Val Kilmer y por supuesto, la dupla que todo el público por muchos años quería ver juntos desde El Padrino II: Al Pacino y Robert De Niro.
Sí, es un reparto brutal, pero la otra parte del éxito se debe al nivel de realismo logrado en la trama y la escenificación.

La trama se centra en los personajes Vincent Hanna (Pacino) y Neil McCauley (De Niro), el detective intenso y el agudo criminal, respectivamente.
Los dos antagonistas se enfrentan indirectamente como en un partido de tenis en la vida real: mientras uno toma ventaja sobre el otro, este revira y se pone al frente de la situación. Los dos son muy parecidos en ciertos aspectos, a pesar de sus opuestos oficios, por ejemplo, Hanna está batallando en su tercer matrimonio pues su trabajo siempre ha sido lo más importante en su vida, McCauley por su parte es un solitario, sin pareja por lo mismo que no quiere atarse a nada que no pueda dejar atrás si la policía llega en algún momento.
Ambos dedicados a su objetivo, lo cual queda asentado en la icónica escena en el café, donde cara a cara establecen las reglas del juego y se brindan mutuamente su respeto profesional, pero de esta escena hablaremos más tarde.

La gente alrededor de los dos otorga más capas y texturas a la película la cual, al durar casi 3 horas, hace que podamos comprender la situación de cada personaje y cómo influye en la trama general.
Chris Shiherlis (Val Kilmer) es la mano derecha de McCauley, que al igual que Michael Cheritto y Trejo, no les tiembla la mano para jalar el gatillo en situaciones difíciles. McCauley procura que todos se encuentren bien en cada aspecto, incluso el sentimental, ya que en ocasiones se le ve divirtiéndose con ellos y con sus respectivas parejas o bien, interviniendo en sus infidelidades para cuidar el aspecto mental de sus secuaces.

La otra cara de la moneda: Hanna intenta mantener el control de su vida personal con su esposa infiel y su hijastra suicida (Portman) aunque profesionalmente le va mejor, ya que su equipo de detectives sigue su liderazgo por los resultados y capacidad que le ha dado su experiencia y obsesión por la justicia.

Todo parecía suceder como naturalmente debiera salir, pero es cuando un robo a un camión blindado, donde los criminales reclutan a Waingro, un exconvicto con la irracional reacción de matar a los guardias del camión, que atrae al olfato de sabueso de Hanna.
El juego del gato y el ratón empieza y tanto el criminal como el policía se turnan la delantera a ratos, llegando a la escena pivotal del café. Hanna detiene a McCauley en su auto y, ya que no hay delito que perseguir ni acusación que temer, se toman un café en un restaurante como un par de conocidos.
Esta escena fue la que convenció a De Niro y a Pacino de realizar la película y no podían esperar para filmarla, que por cierto no la ensayaron para que se notara la interacción de dos personas desconocidas más naturalmente. Por muchos años se había especulado sobre la rivalidad profesional entre estos dos actores, como en su momento se decía de Stallone y Schwarzenegger, la nunca resuelta entre Pelé y Maradona, o la más reciente de Ezra Miller contra el mundo.
En esta escena básicamente dejan en claro que ninguno intentará cambiar la naturaleza del otro, cada quién hará lo que desea hacer, por su pasado, por su visión o sus convicciones, pero si se cruzan en el camino, cada uno seguirá hasta las últimas consecuencias sin dudar ni un minuto.

Hasta el momento pudiera sentirse como cualquier thriller noventero, pero es el robo al banco que distingue a esta película de cualquier otra del mismo tipo. Una secuencia bien construida con una tensión con la música adecuada durante el robo, el cual no es lo importante, sino la persecución y tiroteo que sigue al hurto.
Cuando todo parecía un paseo por el parque, a segundos de escapar, la policía arriba y empieza el tiroteo en una zona llena de tráfico y edificios corporativos. En esta escena en particular, el sonido de los disparos es grabado en el momento y sin adición de sonidos pregrabados en la edición; se utilizaban de 800 a 1000 balas por toma, y al grabarse en locación real, el eco como resultado de los edificios le da un realismo único y difícilmente imitado con éxito en películas o secuencias parecidas.
Y este, es solo el segundo acto.

Para el final, De Niro y Pacino se vuelven a ver las caras, pues los dos personajes cumplen su amenaza, ninguno de los dos iba a retirar su postura; McCauley dijo que no regresaría a prisión y Hanna le prometió que, si dependía de él, lo detendría a toda costa.
Uno termina balaceado por su necedad de no dejar un cabo suelto y el otro sabe que, al acabar este caso, seguirá otro y otro y su vida seguirá siendo definida por aquello que esté persiguiendo. Ambos se toman de la mano, entendiendo que fue una gran pelea, ninguno de los dos se contuvo y alguien tenía que ganar.

La trama está bien sustentada en varias cosas, como que Michael Mann llevó a los actores a entrevistarse con prisioneros reales para entender su visión de las cosas, asesoría en las cuales intervino el mismo Danny Trejo, pues en la vida real estuvo encarcelado en la prisión Folsom al igual que el personaje de McCauley y que luego de su consultoría con los actores, Mann decidió darle un papel en la película.
El guión también está basado personas reales, como Waingro o el mismo Neil McCauley, quien fue un criminal en Chicago que se encontró con el detective Chuck Adamson, un amigo de Michael Mann y que su encuentro sirvió de inspiración para la escena del café.

Todo esto es una pieza más al rompecabezas que logró el éxito de esta obra: un elenco experimentado y en su mejor momento, una dirección bien enfocada, un guion realista y efectos especiales reales. Heat es, a 27 años de su estreno, un pilar en este género que para ser igualada, se deberán conjugar piezas similares y eso parece ser difícil de lograr, pero con gusto nos deleitaremos en la espera viendo cada propuesta.
