Por Kevin Alcaraz
Sin duda, Darth Vader reina el olimpo de los personajes más célebres dentro de la Cultura Pop. Por esta razón, no es de extrañar que portar su manto sea una tarea cuando menos difícil de sopesar. No está rodeado del misticismo de otros personajes como Superman, Sherlock Holmes o Atuk; sin embargo el dar vida a Anakin Skywalker, incluso en su estado más inocente e incorruptible condujo a su actor a enfrentarse y ser vencido con reiteración por seres peores que a los que se enfrentó en éste único filme.
Lloyd se enamoró del cine a la ridículamente pequeña edad de dos años, cuando sus papás lo llevaron a ver Terminator 2: Judgement Day. Desde entonces, cada que se presentaba alguna oportunidad de estar frente a la cámara, Jake les insistía a sus padres que él fuera el primero en la línea como solo un infante puede hacerlo.
Luego de aparecer en diversos comerciales para marcas como Pepsi o Jeep, y dejarse ver como un recurrente en las series ER y The Pretender, en los que compartió pantalla con George Clooney, Jon Gries y Julianna Margulies, Lloyd dio el salto a la fama cuando fue elegido para encarnar al hijo de su ídolo: Arnold Schwarzenegger, en el clásico navideño Jingle All the Way en 1996.

Para entonces, era inminente que la ya monstruosamente exitosa franquicia de Star Wars trabajaría en una trilogía precuela. Jake pasó por procesos de selección desde los seis años de edad hasta que, al fin, George Lucas lo declaró victorioso de entre cientos de niños que se habían presentado para casting final.
La excesiva expectativa alrededor del filme consumió a muchos de los actores y productores, pero nadie se vio más afectado que el pequeño Lloyd de solo diez. Su trabajo no se limitó a lo hecho en pantalla, también debía dar voz a todo producto desprendido de la película, como la serie de videojuegos lanzados por LucasArts, sin mencionar las maratónicas jornadas de trabajo en las que debía conceder hasta 60 entrevistas diarias.
Star Wars: Episode I – The Phantom Menace se estrenó el 16 de mayo de 1999, y con el paso de las semanas, rompió todos los récords de proyección; se convirtió en la película más vista del año y la segunda más taquillera de la historia. Sin embargo, la crítica y la prensa fueron menos que amables con la cinta, en especial con su protagonista, quien luego sería bautizado como Mannequin Skywalker.

“My entire school life was really a living hell. Other children were really mean to me. They would make the sound of the lightsaber every time they saw me.”
Lloyd.
A partir de este punto, Jake fue víctima de la negligencia de sus padres y de la indiferencia de la casa productora.
Irónicamente, su personaje era un esclavo que obtenía su libertad, mientras él pasó de ser un niño libre a un siervo de Lucasfilm Ltd. Más aún, sufría de un sistemático acoso escolar que lo llevó al límite de su comprensión.
Una vez pasado el huracán Star Wars, protagonizó la cinta Madison, estrenada en 2005, la cual, gracias a las aplastantes críticas que recibió, terminó por poner el último clavo en el ataúd. Lloyd se retiraría de la actuación indefinidamente, y aunque un año después confesó para la MTV que estaba pensando en retomar su carrera actoral, esto no se concretó jamás.
Con todo y lo masacrado que terminó tras diez frenéticos años en la industria, el amor por el cine no murió tan fácilmente dentro de Jake. Se dirigió a Carmel, Indiana, para estudiar cinematografía e intentar llevar una vida normal adolescente; y así fue, lo expulsaron de la escuela, trabajó en un centro comercial local, practicó deportes en ligas menores estatales, fue arrestado múltiples ocasiones por la policía: un joven modelo.

“I’ve learned to hate it when the cameras are pointed at me.”
Lloyd.
Aunque retirado de la actuación, siguió acudiendo esporádicamente a festivales de cómics y ciencia ficción, en los que llegó a confesar que aún le resultaba imposible ver alguna película o producción de Star Wars y que las heridas seguían frescas dentro de él. En cambio, aprovechaba aquellos eventos para anticipar su próxima incursión como director en el mundo de los documentales. Se dice que estuvo por años trabajando en un reportaje sobre los refugiados tibetanos en la India, pero con el tiempo, él mismo dejó de dar detalles y este nunca vio la luz.
No se volvió a saber de Jake hasta 2015, cuando su madre llamó a la policía alegando que su hijo la había golpeado.
Fue entonces que se hicieron públicos los verdaderos daños dentro de él; se reveló que sufría de esquizofrenia paranoide y anosognosia. Esta última se trata de una condición que le impide al enfermo comprender sus propios padecimientos, por lo que el paciente debe estar medicado permanentemente.
Cuando finalmente fue arrestado un par de años después por conducir a exceso de velocidad, protagonizar su propia persecución policiaca y resistirse a la detención, pasó diez meses en prisión. Al salir fue trasladado al hospital psiquiátrico, no sin antes darle la noticia de que su hermana menor, con quien llegó a compartir pantalla, había fallecido a los 26 años de edad.

“He is still a kind and caring person and we hope to have him back to his fun and entertaining self as soon as possible.”
Lisa Lloyd.
Según familiares, la muerte de la joven Madison ha acercado más a Jake con sus familiares. Se dice que acepta con más entusiasmo el hecho de que necesita ayuda profesional, y que ya no es tabú hablar de depresión o decepción.
Viendo en retrospectiva, a estas alturas, felizmente, se puede decir que el pequeño Anakin no fue una revelación infantil nivel Tatum O’Neal, lo que, es más, nunca estuvo siquiera cerca de serlo. Sin embargo, y como ya ha sucedido en repetidas ocasiones, los más punitivos de los fanáticos de Star Wars depositaron todas sus frustraciones en los actores.
Cabe recordar que, en 1999, Jake Lloyd era un dulce niño con apenas diez años cumplidos. Aún más, era una persona como todos, con el legítimo derecho de ser imperfecto. En cambio, hoy queda la sensación de que fue tratado como un droide más de Lucasfilm, como un daño colateral de la franquicia y que los incontables pecados que haya cometido en aquella galaxia muy, muy lejana, él los ha pagado con creces.
“I’m still angry about the way they treated Jake Lloyd. He was only ten years old, and he did exactly what George wanted him to do”
Mark Hamill.