Por Kevin Alcaraz
La iconografía hippie tiene más de cincuenta años siendo motivo de admiración para muchos. Desde el signo de paz, las combis Volkswagen, el hedonismo, sus ropas bohemias, la llamativa combinación de colores que usaban, la simplicidad voluntaria en la que vivían, la promiscuidad, y la psicodelia siempre en el centro de todo. Pues bien, uno de los actos insignia del movimiento flower power, definió el sonido de San Francisco y aquel estilo de vida como nadie; y que, por si fuera poco, luego serviría como banda matriarcal para otros grupos en las siguientes décadas.
A mediados de los sesenta, en la zona de la bahía californiana, Marty Balin (voz) -un músico con una modesta trayectoria- reunió a Paul Kantner (guitarra), Signe Toly Anderson (voz), Jorma Kaukonen (guitarra), Spencer Dryden (batería) y a Jack Casady (bajo), con el objetivo de fusionar el sonido de The Byrds y Simon & Garfunkel; y así, respaldar el alba cultural local que también impulsaron Grateful Dead, Crosby, Stills & Nash y Janis Joplin.
Pronto resolvieron nombrar al grupo Jefferson Airplane; aunque, no queda claro si fue así a partir del papel usado para enrollar la marihuana -lo más razonable-, o si en verdad fue una parodia a como se hacían llamar los cantantes blueseros durante la primera mitad del siglo XX. Lo que sí es certeza, es que la banda se convirtió en la gran precursora para uno de los más célebres templos hippies en los años venideros: The Matrix.

“The band was coming up with all these really stupid names and I said, ‘If you want something really silly, try Jefferson Airplane.'”
Kaukonen.
Dicha reputación les alcanzó para ser firmados por RCA Victor en noviembre de 1965 a cambio de un anticipo por $25,000 -una completa locura para la fecha-. Inmediatamente, se pusieron a trabajar en su primer álbum, cargado de temas folk lúgubre, eco y una serie de controversiales censuras de la disquera.
Al siguiente año la suerte de los Airplane alcanzó lo surreal cuando Anderson se despidió de sus compañeros para dar a luz a su primera hija; su puesto lo ocupó la gigantesca Grace Slick -quien solía ser cantante de la banda telonera durante los últimos meses-. Así, tanto vocal, presencial y líricamente la agrupación se exponenció en la escena hasta ser un acto pivotal en el desarrollo de la música psicodélica.
Si bien, temas como High flying bird y Tobacco Road fueron cruciales en los inicios del movimiento hippie, nadie estaba realmente listo para lo que vendría con la publicación de Surrealistic Pillow -el cual costó cerca de $8,000 para grabarse en trece días- en febrero de 1967.
Today, Embryonic journey -la misma que suena en el capítulo final de Friends-, y, en especial, Somebody to love y White rabbit supusieron el rotundo éxito internacional para Jefferson Airplane. Estos, musicalizaron con prominencia el famosísimo Verano del Amor de aquel año; y, es que, la banda misma ejemplificaba a la perfección el estilo de vida del momento: drogas, sexo, amor, paz y un toque sombrío.

“Although there are but hints at this time, it is entirely possible that this will be the new direction of contemporary pop music.”
San Francisco Chronicle.
Súbitamente, el mundo tenía los ojos puestos sobre California y la invasión británica parecía pasada de moda. En este contexto, el 16 de junio tuvo lugar el Monterey Pop Festival, con Grace y compañía como cabezas de serie. Sin embargo, en aquel evento también estuvo presente un tal Jimi Hendrix, que, en breve, cambió las reglas del juego para siempre.
La audiencia empezó a demandar un sonido algo más duro, más rockero; algo completamente desconocido para los Airplane. After Bathing at Baxters (1967), Crown of Creation (1968) y el en vivo Bless it´s Pointed Little Head (1969) tuvieron números aceptables en ventas, pero las canciones desprendidas de ellos no lograron emular la iconicidad de las carátulas de estos. Fue una época de fantasías ácidas, algo apocalípticas, caóticas, pero un poco anticuadas.
La banda aún contaba con el suficiente crédito para ser invitada al super icónico Woodstock en agosto de 1969. Pero en la búsqueda por la espontaneidad del rock, inevitablemente descuidaron la calidad del nuevo material. Aunque, era bien sabido que, la verdadera amenaza -como siempre pasa- fueron las crecientes tensiones entre los líderes del grupo.

Balin -sospechando que su influencia comercial y musical estaba en caída libre- pujó por volver a las baladas folklóricas de antaño, mientras que Slick y Kantner insistían en volverse más políticos y críticos. Así, fue concebido Volunteers en noviembre de 1969; un álbum que atacaba la Guerra de Vietnam y la segregación social en Estados Unidos.
Triste -o afortunadamente-, este trabajo marcó el final para la formación más clásica de Jefferson Airplane. Si bien trataba de ser atrevido, y el tema homónimo ha sobrevivido con los años, resultó ser, con creces, el peor álbum que habían publicado hasta la fecha. Tanto en lo musical como en lo lírico, estaba atestado de canciones insípidas y un tremendo hedor a populismo pretencioso.
Encima, en diciembre de aquel año, sucedió el penoso festival de Altamont, en el que un joven negro fue asesinado por un grupo de Hells Angels, en lo que debía ser un evento que promoviera la unión en tiempos de división social, la carrera espacial y el infame Partido Pantera Negra. La cultura de ¨amor y paz¨ se encontraba en estado de coma.

“Altamont did not look like a bunch of happy hippies in streaming colors. It looked more like sepia-toned Hieronymus Bosch.”
Dryden.
Para entonces, el núcleo de la banda estaba más que fragmentado, Por un lado, Casady y Kaukonen formaron Hot Tuna con la intención de volver al blues y al folk. Por otro, Kantner grababa su primer álbum en solitario con la ayuda de Slick -su flamante pareja y madre de su hija; a quien, por cierto, osaron llamar God, solo para luego nombrarla China-, en lo que sería el amanecer de Jefferson Starship.
Sintiéndose completamente aislado por sus compañeros -y en luto por la muerte de su amiga Janis Joplin-, Balin salió del grupo en 1971. Decepcionado por la breve fama que disfrutó, y el aún menor crédito que recibió por ella, adoptó un estilo de vida libre de drogas y alcohol. Mientras tanto, para los miembros remanentes, su prolífica carrera con los estupefacientes era muy joven.
De hecho, las adicciones en el seno de Jefferson Airplane los terminó por separar de forma definitiva tras la publicación de Bark (1971) y Long John Silver (1972). Aunque ambos cumplieron los estándares de ventas en el mercado, la propuesta final de la banda se centraba en un sonido atmosférico y energético que no emocionó a nadie en verdad.
Al decir verdad, pese al desangelado material de sus últimos álbumes, los conciertos del grupo siempre habían gozado de aclamación; por lo que, la gira de despedida en 1972 no podía ser de otra forma.

Como es bien sabido, Hot Tuna tuvo interesantes pasajes en los setenta. Mientras que, Jefferson Starship -incluso con Marty Balin en sus filas- asestó un par de éxitos (Jane y Miracles) durante la década, para después, llamados solo Starship -ahora con Mickey Thomas haciendo dueto con Grace Slick-, ganar popularidad internacional en los ochenta con Nothing´s gonna stop us now y We built this city.
Solo hasta 1989, la legendaria formación clásica se reunió para grabar un último trabajo titulado simplemente Jefferson Airplane. Eventual e inevitablemente, fueron inducidos al Salón de la Fama del Rock and Roll en 1996.
Desde entonces, tristemente, la vida de cada uno de los integrantes se ha acabado. Primero Spence en 1999, luego Dryden en 2005, Kantner y Anderson el mismo día en 2016, y por último Balin en 2018.
Jefferson Airplane fue una grandísima banda… por dos años; sin embargo, permanece como una banda esencial en una de las épocas más turbulentas que la música y la sociedad enfrentó durante el siglo XX. Además, es de agradecerles que trajeron a la luz pública a Grace, quien es, posiblemente, la mejor cantante blanca de los años sesenta -con el perdón de Janis-.