Jerry Lee Lewis: gajes de ser el primer rockstar

Por Kevin Alcaraz

Nacido para tocar el piano y descargar toda su energía como un auténtico cavernícola en tiempos de extrema rectitud masiva, su vida personal ha sido tan inverosímil como aquellas inolvidables presentaciones en vivo que montaba. Sumamente talentoso, crudo y bravío, hizo posible que el rockabilly mutara en el rock and roll que todos conocen. The Killer, terminó por ser un apodo corto ante su profundo impacto en el mundo del entretenimiento.

Con la firme convicción de que el pequeño Jerry Lee Lewis fuera un gran músico, sus padres -de precaria posición económica- hipotecaron su granja para comprarle un piano.

Luego, lo inscribieron en la escuela evangelista local de Ferriday, Louisiana con el fin de que fuera un gran exponente del piano cristiano; sin embargo, este fue expulsado del colegio menos de 24 horas después por tocar una versión de My God is real en estilo boogie-woogie.

No hay duda que, desde temprana edad, Jerry Lee era un agente disruptivo en cada faceta de su vida. Se casó por vez primera a los catorce años, por segunda vez a los diecisiete y consumía drogas antes de los dieciocho.

En 1956, se mudó a Memphis, Tennessee para audicionar con Sun Records y formar así el icónico Million Dollar Quartet junto a Carl Perkins, Johnny Cash y el acto sensación del momento: Elvis Presley. Juntos cimentaron las bases del todopoderoso sonido cincuentero, especialmente porque la mitad del cuarteto (Elvis y Carl) mamaba del blues mientras que la otra (Jerry y Johnny) lo hacía del country más clásico y sureño.

He aquí el nacimiento del rockabilly.

“The most talented man I ever worked with, black or white… one of the most talented human beings to walk God’s earth.”

Sam Phillips

Lewis cosechó su primer éxito con Whole lotta shakin’ goin’ on (1957): el primer tema rock and roll con contenido sexual. Además, su vanguardista puesta en escena atrajo la atención de los jóvenes al instante; pues nunca antes habían visto tal descarga de adrenalina en un escenario entre tocar el piano con los pies, patear el banco, sacudir las manos por todo el lugar, maldecir, provocar, sentarse, pararse, brincar e incitar a un infinito éxtasis en cada movimiento.

Luego llegó Great balls of fire (1957): el primer tema rock and roll con contenido blasfemo. Elvis podía ser más apuesto y activo en la publicación de sencillos, pero el público más rebelde de aquella generación simpatizaba más con la desenfrenada furia musical de aquel que no reponía incluso en incendiar su propio piano en los conciertos.

En 1958, con la publicación de los sencillos Breathless y High School Confidential, Jerry Lee alcanzó el solsticio de su carrera, solo para caer de la forma más estrepitosa posible. Durante su primera gira por tierras inglesas, se le vio con una infante; se trataba de Myra Gale Brown, su flamante esposa de trece años de edad, y quien era hija de su primo -por cierto, aún no estaba legalmente divorciado de su segunda pareja-.

“When I saw Little Richard at the Harrow Granada, he played it standing up, but Jerry Lee Lewis actually jumped on the piano! This was astonishing to me, that people could do that.”

Elton John.

La noticia dio la vuelta al orbe en tiempo récord: Jerry Lee Lewis se convertía en el primer caso de cancelación en el rock and roll.

A su vuelta a Estados Unidos, encontró que tanto medios, disqueras, patrocinadores y agentes le habían dado la espalda. Ante el fallido intento de recuperar la estima del público bajo el seudónimo The Hawk, se sumió aún más en las adicciones. Sin embargo, lo peor estaba por venir; el pequeño Steven Allen Lewis de tres años de edad fue encontrado ahogado en la piscina familiar la primavera de 1962.

Aunque durante el resto de la década, Jerry Lee hizo cosas increíblemente salvajes como el en vivo Live at Star-Club, Hamburg (1964), pronto tuvo que recoger las migajas de su reputación para emprender una respetable carrera en el country. Asestó algunos sencillos como Another place, another time (1968), There must be more to love than this (1970), Would you take another chance on me (1971) y Think about it darlin’ (1972), pero en verdad nunca gozó de la plena aceptación del público más campirano.

“His drive, his timing, his offhand vocal power, his unmistakable boogie-plus piano, and his absolute confidence in the face of the void make Jerry Lee the quintessential rock and roller.”

Robert Christgau.

Precisamente, con el inicio de los setentas comenzaba también una interminable vorágine de tragedias para Lewis. En 1970 se divorció de su polémica esposa, al siguiente año murió su madre, dos años después su hijo mayor falleció en un accidente automovilístico y hacia el final de la década perdió a su padre también.

Mención especial al infame episodio que protagonizó en las afueras de Graceland en 1976, cuando fue arrestado a petición de Presley al verlo completamente intoxicado. Había estrellado su Lincoln Continental en las puertas de la propiedad portando en su regazo un arma cargada y sin licencia.

“The cops asked Elvis, ‘What do you want us to do? And Elvis told ’em, ‘Lock him up.’ That hurt my feelings. To be scared of me – knowin’ me the way he did – was ridiculous.”

Lewis.

Los ochentas no trataron a Jerry Lee remotamente mejor.

De hecho, vio la muerte de cerca en 1981 cuando fue internado a causa de una grave úlcera sangrante debido al excesivo consumo de alcohol y anfetaminas. Poco después, su cuarta esposa se ahogó en una piscina; luego, en 1983, su quinta esposa sufrió una mortal sobredosis de metadona celebrando 80 días de matrimonio; y, por si fuera poco, luego de múltiples y largas rehabilitaciones, quedó en quiebra justo a tiempo para que el fisco lo buscara por evadir cerca de 3 millones de dólares.

Sin embargo, con su inducción como miembro fundador del Salón de la Fama del Rock and Roll en 1986, llegó un par de años después su propia película biográfica titulada Great Balls of Fire!, para la cual regrabó todas las canciones usadas en el filme. Desde entonces, ha lanzado cinco álbumes -siendo Last Man Standing del 2006 el más destacado de ellos- y ha emprendido un sinfín de decorosas giras, siempre con perfil bajo y modestas expectativas.

El reciente documental dirigido por el genial Ethan Coen llamado Jerry Lee Lewis: Trouble in Mind y estrenado este año en el Festival de Cine de Cannes, ha dado algo de vida a la leyenda y deja ver aún más la historia detrás del mito. Además, no conforme con que el siguiente mes será inducido en el Salón de la Fama del Country, actualmente está trabajando en nuevo material con próxima fecha de lanzamiento. Aunque se desconoce si se tratará de un álbum de despedida, está claro que su figura no había gozado de tal atención desde hace unos cincuenta años.

Dimensionar el legado de Jerry Lee Lewis siempre ha resultado complicado; pues, no solo se trata de un personaje polémico o del último sobreviviente de su camada, sino que es quizá el personaje más incendiario jamás visto. Si bien no es el rey del rock and roll – debido principalmente a que el escándalo desprendido de su tercer matrimonio lo enterró en el momento cumbre de su carrera-, llevó al género al siguiente nivel de salvajismo. Más aún, gracias a The Killer, ahora es posible concebir la idea de actuar de pie, de rodillas, de espalda, de tocar con los codos, los pies, la cabeza o simplemente de usar el cuerpo como una extensión de cualquier instrumento musical.

“I’ve lived my life to the fullest and I had a good time doin’ it. And I ain’t never wanted to be no teddy bear.”

Lewis

Deja un comentario