John Belushi: genio y figura hasta la sepultura.

Por Kevin Alcaraz

A principios de los años ochenta, el mundo ya conocía la clásica historia de un joven increíblemente talentoso que emerge de la oscuridad para volverse rico y famoso más allá de sus sueños para luego sucumbir ante las tentaciones del estrellato y morir antes de tiempo. Sin embargo, el protagonista en turno le dio una nueva dimensión a estas crónicas.

Afirmar que John Belushi brilló con intensidad en prácticamente cualquier actividad que realizó no suena nada exagerado.

Ya sea como capitán del equipo colegial de futbol americano, como líder de grupos académicos y de debate, como rostro de la emblemática productora humorística National Lampoon, o erigiéndose como el hijo pródigo de The Sencond City, la academia de comediantes más importante del mundo de donde emergieron, entre otros, Bill Murray, Julia Louis-Dreyfus, Mike Myers, Tina Fey, Steve Carell, Kate McKinnon y Chris Farley, Belushi se encargó de abanderar cada una de sus tareas.

 “He really could have gone on to do anything. ¨

Landis

A pesar de su imagen de chico problema, a John lo recuerdan aquellos contemporáneos como una persona sumamente cálida y leal. Sin embargo, es cierto que tuvo que aprender a atropellar a otros antes de ser arrastrado por el cruel humor en el circuito cómico. Después de todo era un chico gordo, sin estudios profesionales y étnico, peor aún, albanés; cuyo país, si bien el grueso del pueblo estadounidense no podría ubicar en el mapa, sabían que tenía nexos con el socialismo de la URSS.

Tras mudarse de Chicago a Nueva York para incorporarse al National Lampoon, con quienes participó en varias producciones teatrales y de radio, Belushi no tardó en hacerse la suficiente reputación para ser elegido como miembro fundador de Saturday Night Live en 1975.

Pete Dionisopoulos, dueño del Olympia Restaurant y amante de las cheeseburgers con Pepsi, Samurai Futaba, el más exótico maestro en defensa personal, y, por supuesto, Jake Blues, co-líder (junto a Dan Aykroyd) de la banda más divertida de la pantalla chica, son algunos de las decenas de personajes que inmortalizó durante cinco años en SNL.

Sin embargo, durante este periodo, John, además de adoptar una actitud cada vez más confrontativa frente a los productores de la NBC, ya daba pasos firmes hacia la adicción a las drogas mientras se codeaba con grandes bandas del momento como Fleetwood Mac, Grateful Dead y Kiss.

Incluso fue despedido y recontratado del show en múltiples ocasiones.

1978 fue un año particularmente importante para Belushi, ya que incursionaría en el cine gracias al western Goin’ South, el drama Old Boyfriends, y la comedia Animal House; filme que capitaliza el humor de la generación boomer.

En esta última, John encarnó a Bluto, uno de los personajes más sobresalientes de su época, y que, a pesar de no ser el papel principal de la cinta, con el tiempo permeó como el rostro de la película y quizá como el rol más fiel a la identidad Belushi.

Para el siguiente año, la idea de darle una vida más allá de las pantallas a los Blues Brothers se materializó: John y su viejo amigo Dan, contrataron músicos profesionales y formaron oficialmente la banda. Firmaron un jugoso contrato con Atlantic Records, se dirigieron al estudio para grabar Briefcase Full of Blues y salieron de gira por todo Estados Unidos.

Este material los inspiraría a grabar la icónica película homónima en 1980 en la que participaron colosos de la música como James Brown, Ray Charles, Aretha Franklin y Cab Calloway.

Belushi se encontraba en el centro del programa más grande de la televisión, protagonista de la película más esperada del momento y cantante de la banda más emocionante de la época. Su vida fue asfixiada por la fama y algo tenía que ceder.

El 26 de mayo de 1979 John se despidió oficialmente de Saturday Night Live.

“Belushi was the ‘live’ in Saturday Night Live”

Rolling Stone

Siendo ya un adicto a la cocaína, Belushi estelarizó otras películas como 1941 (1979), de Steven Spielberg, Continental Divide (1981) y Neighbors (1981), de los cuales ninguno obtuvo los resultados esperados en taquilla.

A principios de 1982, John estudiaba cuál sería su siguiente proyecto al tiempo que Dan Aykroyd se encontraba en Nueva York escribiendo la película perfecta para ambos: Ghostbusters.

Sin embargo, el 5 de marzo de aquel año, Belushi fue encontrado sin vida en su habitación del hotel Chateau Marmont en Los Ángeles. La causa de su muerte fue una dosis letal de speedball, la cual le fue administrada por su amiga Cathy Smith; quien luego sería condenada a 18 meses de prisión por homicidio involuntario.

Así, el mundo del espectáculo perdía abruptamente a su más grande estrella.

El hueco que dejó fue aún más evidente una vez estrenada Ghostbuster; cinta en la que le rinden tributo con el icónico fantasma Slimer. Igualmente, en la 54ª ceremonia de los Premios Óscar estaba previsto que John, junto a Dan, presentarían la primera edición del premio a mejores efectos visuales.

“My partner would have loved presenting this award with me; he was something of a visual effect himself.”

Aykroyd

A 40 años de su muerte, la figura de John Belushi no ha hecho más que crecer hasta convertirse en un verdadero símbolo de la comedia y la cultura popular. Su genio ha trascendido el hedonismo, apetito y excesos que lo caracterizaron durante su corta carrera. Definitivamente, el legado que deja tras de él es realmente incalculable puesto que está escrito en un libro cuyo fin no parece llegará jamás. 

“I may be gone but Rock and Roll lives on.”

Inscripción en la lápida original de John Belushi

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