Por Kevin Alcaraz
Érase una vez un par de muchachos, que mientras estaban en una situación vulnerable fueron tentados a emprender una exitosa carrera bajo las alas de un productor que registraba más de 800 millones de ventas en su trayectoria. Estos confiaron ciegamente en la guía de su mentor, quien probó, a expensas de ellos, que lo importante no es el contenido sino el empaque en el que viene.
Rebobinando, Milli Vanilli tuvo su concepción a principios de 1988 en la ciudad de Múnich, cuando Robert Pilatus y Fabrice Morvan; dos chicos amantes del break dance y el modelaje, se conocieron en una discoteca formando una amistad prácticamente inmediata.
Ambos esperaban hacerse de un nombre propio en la industria bávara montando eventos como bailarines y cantantes independientes.
Cuando el múltiple-premiado productor Frank Farian se enteró del enorme carisma que tenían aquellos jóvenes de rastas largas, los invitó a su estudio en Fráncfort. No tardó en notar que la credulidad de estos era inversamente proporcional a su talento, por lo que empezó a maquinar el fraude.
Siguiendo una fórmula que ya le había funcionado diez años atrás; cuando fue productor de Boney M, Farian presentaba perfiles atractivos con ascendencia afroantillana para encabezar un movimiento musical con nuevo empuje: la creciente eurodance. Así, abrazó al dúo, les prometió el estrellato y les patrocinó su primer sencillo llamado Girl you know it’s true; la cual es una versión del grupo Numarx.
“These two guys came into the studio, they recorded, but they didn’t have enough quality,”
Farian
La canción aprovechó la gran red de contactos de Frank para sonar en cada estación de radio de Alemania.
De esta forma, estaba claro que el éxito de Milli Vanilli no debía ser desaprovechado, por lo que otros temas también escalaron hasta la cima de las listas de popularidad; como Baby don’t forget my number, Blame it on the rain y Girl I’m gonna miss you. Estos completaron el primer trabajo llamado All or Nothing publicado en noviembre de 1988.
Solo cuatro meses después, Arista Records llegó a un acuerdo con el dúo para promocionar una versión norteamericana del álbum y producir los primeros videoclips para la MTV. Sin embargo, el proceso de grabación; teñido de misticismo, cláusulas de confidencialidad, sintetizador Synclavier y un inglés impecable, comenzó a levantar dudas alrededor de Rob y Fab, quienes no sabían siquiera hablar el idioma cantado.
La olla de a poco se estaba destapando.
El furor por Milli Vanilli los obligaba a dar entrevista en cadena nacional por lo que resultó imposible no notar sus paupérrimos acentos, así como la ausencia de conocimiento musical de ambos. Además, un tal Charles Shaw declaraba haber prestado su voz en cada una de las pistas y que le habían ofrecido 150,000 dólares por vivir en el anonimato.
“After Frank released the album, he told us that it was too late to stop now, I’ll cover you guys. Nobody will find out.'”
Pilatus
El punto de inflexión definitivo tomó lugar el 21 de julio de 1989 durante un concierto en Bristol, Connecticut. Girl you know it’s true sonaba, Rob y Fab bailaban con singular alegría y el público aplaudía, cuando repentinamente el coro entró en un bucle que dejó helada a la audiencia y a la banda haciendo el ridículo del siglo.
Todos acordaron terminar la noche de la mejor manera posible e incluso los asistentes parecían perdonar al dúo. Sin embargo, el evento fue el parteaguas de la debacle.
Luego de ganar el Grammy al mejor artista revelación, todas aquellas polémicas entrevistas, declaraciones, especulaciones y, en especial, los vídeos que se filtraron del concierto en Bristol, hicieron eco rápidamente. La prensa y los fans cuestionaron en cada oportunidad la legitimidad detrás del proyecto.
El 14 de noviembre de 1990, Frank Farian confesó que Pilatus y Morvan ni siquiera habían grabado una sola canción, que ambos habían sido despedidos y que las voces en las pistas correspondían a un par de exmilitares americanos llamados Brad Howell y el tan mencionado Charles Shaw.
Estos, junto a otros cantantes, se quedaron para reformar y renombrar el proyecto que ahora pasaría a llamarse The Real Milli Vanilli.
De igual forma, Sony Music; el cual subsidiaba a Arista Records, intervino en la producción para un nuevo álbum llamado The Moment of Truth, con el fin de controlar los daños hechos por el escándalo y la anulación del Grammy otorgado unos meses antes.
“I feel like a mosquito being squeezed. We are true singers, but that maniac Frank Farian would never allow us to express ourselves.”
Pilatus
Para 1992, salió al mercado el álbum Rob & Fab en un intento de ambos por mostrarse como cantantes. Lastimosamente, solo vendió unas 2,000 copias lo que sumió a Pilatus en una espiral sin frenos hacia la depresión y el vandalismo en su natal Múnich.
Por su parte, Morvan intentó aprovechar el fiasco y la indulgencia del público europeo para dar entrevistas, asistir a programas de televisión y emprender una carrera como DJ.
Unos años más tarde, la mesa parecía estar servida para un triunfal regreso de Milli Vanilli.
Farian volvía para producir un nuevo trabajo titulado Back and in Attack, esta vez con las verdaderas voces del dúo original. Este estaba por ver la luz cuando el 3 de abril de 1998 encontraron sin vida a Rob Pilatus en un hotel de Fráncfort a causa de una presunta sobredosis.
Viendo en retrospectiva, posiblemente más de uno sentirá remordimiento por la manera en la que el mundo entero conspiró para destruir la carrera de un par de chicos ignorantes a la misma velocidad en que los sublevó a la cima del mundo. Es decir, a través de la historia se han registrado otros casos similares; por ejemplo, los Monkees en los años sesenta. Incluso, en otro contexto, es bien sabido que los discursos de los mandatarios y miles de libros en el mercado son creados por escritores fantasmas.
Por otro lado, los artistas que han usado lip-syncing se pueden contar por millares alrededor del globo; más aún, la polémica que trajo Cher con el usó del Auto-Tune se ha debatido por más de veinte años.
La realidad es que Rob y Fab no tuvieron siquiera la oportunidad de que una computadora compusiera sus voces, y aún así prevalecen como los más grandes villanos de la música sintética. Es posible que también más de uno les debe una disculpa a los inexpugnables Milli Vanilli después de todo.
“We made a deal with the devil,”
Morvan