Por Erica Zur Werra
El revival que intentaron hacer del mítico festival de Woodstock de los años 60 fue un caos. Golpes, violaciones y destrucción.
Hace solo unos días Netflix lanzó una docuserie de 3 capítulos sobre “Woodstock ´99”.
No es la primera plataforma en hacerlo, ya que en el 2021 HBO saco una película que abarca los mismos hechos.
Empezamos por donde corresponde, el principio. El festival tiene sus orígenes allá por la década del 60, Woodstock Music & Art Fair fue donde se reunieron, en su mayoría, toda la comunidad Hippie. Fue en una granja de 240 hectáreas en Bethel, condado de Sullivan, estado de Nueva York.
Fue anunciado como «una exposición de Acuario: tres días de paz y música».
Se estimaron una concurrencia de aproximadamente 400 mil personas. Y donde tocaron las bandas y cantantes más importantes de todos los tiempos: Jimi Hendrix, The Who, Creedence, Janis Joplin, etc.

Lo importante y parámetro para comenzar a medir las diferencias entre este festival y el que vino 30 años después, es que Woodstock ’69 se convirtió en el icono de una generación hastiada de las guerras y que pregonaba la paz y el amor como forma de vida.
Como detalles, que se ven en los documentales, la comida era gratuita, estaban en un campo verde, la gente se encontraba pacíficamente sentada y los precios eran acordes a la situación. Se podría decir que aquel primer festival, realmente tenía un trasfondo que iba más allá del dinero, ojo! No nos engañemos, todos ganaron algo, pero en ese algo (a diferencia de su predecesor) también estuvo el público.
Ahora bien, volviendo al tema que nos importa, en este documental que les menciono, podemos ver el proceso de armado de este recital, desde contactar al mismo encargado de aquel momento Michael Lang, como fue elegido el lugar donde se iba a realizar, el lineup y demás cuestiones. Pasando por muchas entrevistas y declaraciones, tanto del equipo organizador, de los artistas que participaron e incluso de algunos espectadores.
Lo cual es bastante interesante, ya que se pueden ver diferentes perspectivas de una misma situación, aunque si vamos al punto… nadie podía ver algo bueno de como termino todo.
Pero ustedes dirán ¿Cómo se descontroló al punto de que se produzcan incendios, gente internada y hasta delitos sexuales?
El evento contó con una gama amplia de artistas (los cuales no todos llegaron a tocar), pasando por James Brown, Alanis Morissette y Moby por un lado, y Metallica, Red Hot Chili Peppers, Korn y Limp Bizkit por otro.
Focalizándonos en el público, las entradas ya de por si eran caras en esta oportunidad, si bien fue también en el estado de Nueva York, se realizó en una base área en desuso, donde no había ni un lugar con sombra, teniendo en cuenta que en esos días las temperaturas rondaban los 39 grados.
Muchos de los colaboradores cuentan que todo comenzó a recortarse, todo era generar amplias ganancias, no había un bien mayor en la realización de este show. Se comenzaron a terciarizar muchos de los servicios que necesitarían para esos 3 días de festival: las bebidas, la comida y hasta la recolección de residuos.
Esto último muy importante. Ya veremos por qué.

No dejaban ingresar ningún tipo de bebidas ni alimentos al predio, y si bien había bebederos, tenían que hacer hasta 30 min de fila para poder tomar agua. Todo esto a la intemperie. Por otro lado la comida también era cara.
Esto condujo a tener a mucha gente desmayada, deshidrata y hospitalizada por este factor.
Sumando a todo esto, por supuesto, el consumo muy alto de drogas y la fiesta que no paraba en ningún momento, ya que luego de las bandas principales, por la noche seguían en otro sector del predio con música electrónica.
Piensen esto, estamos en la década del ´90, con un estilo de música que no se acercaba a aquellas bandas de los 60, el motivo del festival tampoco (diría que no tenía un motivo real), y sobre todo una generación que en EE.UU venia de un tiroteo en la Escuela Preparatoria de Columbine.
Los espectadores para ese momento, ya estaban enojados por lo caro de la entrada (us$150), los precios exorbitantes dentro y sobretodo el precario sistema de letrinas portátiles, muchas de las cuales reventaron a las pocas horas por exceso de uso: “ya el sábado por la mañana nos despertamos en un mar de basura que nadie recogía”, explica una de las entrevistadas.
Pero como si fuera poco, algo que también fallo fue el Lineup, en la delirante programación predominaban bandas de rock duro o de la entonces floreciente escena nu metal. El viernes 23 de julio de 1999 quedó claro que los fans de Korn, solo compartían con los hippies su propensión a desnudarse en público.
Se trataba de jóvenes vehementes, agresivos, dispuestos a llevar al límite el ambiente de libertad e impunidad que se respiraba, tengan en cuenta que no había control policial de ningún tipo (ni control de la edad de la gente que concurrió a ese festival).
El punto de inflexión se produjo la noche del sábado, durante el concierto de Limp Bizkit. El cantante ofreció una actuación salvaje y frenética, y acabó incitando a su público a dar rienda suelta a su rabia y a “romperlo todo”… le hicieron caso. Una parte del público asaltó y destrozó una de las torres de control de sonido.

El clima de violencia se trasladó horas después a la carpa de música electrónica en la que actuaba Fatboy Slim. Cuando el personal de seguridad consiguió hacerse con el control de un vehículo que se metió entre la multitud, descubrieron en su interior a una adolescente semidesnuda y drogada con evidentes signos de haber sufrido una violación en grupo (lamentablemente, no fue el único caso denunciado).
Pero por lo visto para los organizadores el show debía continuar, fue el turno de los Red Hot Chili Peppers y hasta ahí si llegaría el festival. El detonante fue que Michael Lang, repartió velas que debían ser para homenajear a las víctimas de Columbine, pero el público las utilizo para encender hogueras. Y los integrantes de la banda, lejos de bajar la intensidad de la gente, los incentivaron.
Acabado el concierto, se produjo una batalla campal en que estuvieron involucrados miles de jóvenes…
Faltan muchos más detalles de esta fatídica noche y por eso los invito a ver ambos documentales para que puedan sacar sus propias conclusiones.
Pero si algo está claro es que los organizadores por su intención de ganar más y más dinero, recortaron todo lo que pudieron generando un caldo de cultivo para que la gente estuviera incomoda (aclaro, no es justificativo), no tuvieron el conocimiento suficiente, ni la capacidad de escuchar a sus colaboradores, los cuales les decían que esas bandas no podían estar en este tipo de festival… o por lo menos no con tan pocas medidas de seguridad.
Pensar que 250.000 personas podrían funcionar durante tres días como una comunidad capaz de autorregularse, en condiciones de absoluto abandono por parte de la organización, sin que se produjesen incidentes.
Y sobre todo, el mayor error a mí parecer… fue pensar que la sociedad era la misma que en los años ´60.
El balance final dejó 44 personas arrestadas, 1200 atendidas en los centros médicos dispuestos y varias denuncias por violaciones.