Por Erica Zurr
Este año Olivia Wilde estreno su segundo largometraje, una historia que prometía, pero que solo quedó en eso, una promesa. ¿Qué fallo?
“Don´t Worry Darling” (2022) o en castellano “No te preocupes cariño”, es la película con la cual la actriz y directora, Olivia Wilde, incursionaba en la ciencia ficción/suspenso.
Acompañada por Florence Pugh, Harry Styles y Chris Pine, entre otros, la trama nos sitúa en un barrio residencial ubicado en el medio del desierto, un barrio recién inaugurado, posiblemente en los años 50.
Decimos posiblemente, porque no lo especifican, pero se puede dilucidar por los vestuarios, los autos y el lugar que ocupan las mujeres de esos hogares.
Puras amas de casa que esperan a sus maridos todas maquilladas, arregladas a la perfección y por supuesto, con la comida preparada y servida.
Acá los únicos que reciben una remuneración por su trabajo son los hombres. ¿Y dónde es ese trabajo? En una cúpula aislada y con acceso restringido, todo bajo el dominio de Frank, el personaje de Chris Pine.

A medida que vamos adentrándonos en esta comunidad, nos damos cuenta que nadie sabe de qué trabajan estos señores y empiezan a suceder cosas “extrañas”.
Bueno, en realidad, le empiezan a pasar cosas a raras a Alice Chambers (Florence Pugh), quien parece ser la única que observa que ciertas situaciones no cierran. Nadie recuerda cómo llegaron a ese lugar, donde vivían antes y todos repiten la misma historia cuando se les pregunta cómo se conocieron. Además de tener visiones y ver como una vecina se tira desde la terraza.
Al mismo tiempo, nosotros comprendemos que la trama va a ir en picada. En principio porque es prematuro como el personaje de Florence pasa de la noche a la mañana a obsesionarse en la búsqueda de respuesta a preguntas que no sabemos porque se las empieza a hacer. De un momento a otro, se expone innecesariamente ante todo el mundo.
El creador de esta comunidad, Frank, tiene reglas claras: no cuestionar, no preguntar y no acercarse a la zona prohibida. Pero Alice hace todo esto al mismo tiempo y sin reparo. Y si bien esto trae ciertas consecuencias, son consecuencias obvias y esperables que no ayudan en nada. No logra auxiliar a la trama, sigue todo igual, no hay ningún desequilibrio en la historia. Una voz interior empieza a decirnos “esto ya lo viste”.
Y como si no fuera suficientemente lenta la película, nos encontramos con escenas completamente ilógicas que intentan ser mensajes subliminares o metafóricas, pero nunca entendemos esa metáfora. Como por ejemplo, sin spoilers, cuando vemos a Alice envolverse la cabeza con papel celofán, para luego sacarlo y continuar como si nada. O cuando descubre que los huevos están completamente huecos ¿nunca cocinó antes?

Parece que a Olivia le gustan estas cosas, porque hay varios momentos exactamente iguales, donde busca ser profunda, pero solo logra ser un sin sentido.
El villano nunca llega a serlo, Frank esta puesto como líder de una secta al que todos obedecen, intenta dar un discurso para convencernos y llamar nuestra atención pero no lo logra.
Se intenta plantear incógnitas donde no las hay y otras que ni siquiera tienen respuesta.
Y si nos focalizamos en las actuaciones, tampoco encontramos grandes momentos. Si bien a Florence Pugh, le llovieron las ovaciones, aquí la vimos un poco sobreactuada. Y en el caso de Harry Styles, que por el contrario lo defenestraron, sinceramente no tuvo grandes momentos para poder evaluarlo, era un simple acompañante. Ambas cosas, no son culpa de los actores, el problema es la dirección y el guion.

Si algo está claro es que Olivia lo intento, pero no funcionó.
La gran falla es haber hecho una película con una temática predecible, que ya se vio allá por el 2004 con “Mujeres Perfectas” mezclada con “Los Sustitutos” del 2009, solo por nombrar algunas.
Una película extremadamente larga y lenta con una trama insuficiente, ya vista y mal llevada, sin ningún plot twist para hacernos cambiar de opinión a último momento.
Lo siento Darling, prometiste pero fallaste.