Por Erica Zurr Werra
La cinta de F.W. Murnau, cumple un siglo, considerada una de las mejores películas de vampiros, recorremos su historia. Entre plagios, sangre y terror.
Si hay una imagen de Vampiros que se nos viene a la cabeza cada vez que hablamos de ellos, es la del conde Graf Orlock, allá por el 1922 en blanco y negro.
Sería la primera vez en el cine que vemos a este personaje, o al menos la primera versión de todo lo que vendría anudado a la palabra DRACULA.
Pero ¿de dónde salen estos seres? ¿Cómo se empieza su historia antes de que aparezcan en el cine?
Tenemos de todo tipo y colores: que no puede darles el sol, otros que son resistentes a él, que brillan, que no se reflejan en los espejos, que pueden tomar sangre sintética, que tienen rivalidad con los hombres lobos, que son híbridos con otras especies, etc., etc.
Cada uno elige el que más le gusta.
Pero retornando a las preguntas planteadas, el modelo original tiene fundamento histórico, se basa en el vóivoda Vlad Drácula, un tenebroso príncipe de los Cárpatos, un jefe guerrero, torturador y empalador de invasores turcos, y héroe patrio de la vieja Valaquia, un aristócrata del siglo XVI.
Y llegando a la literatura y creo, siendo la piedra angular para que hoy podamos hablar de los 100 años de la creación de Nosferatu, tenemos al primer novelador formal de Drácula: Bram Stoker periodista irlandés, que trabajaba para el célebre actor shakespiriano Henry Irving, que prácticamente lo usaba de, lo que hoy llamaríamos un Renfield cualquiera(el esclavo de Drácula).
Así que, documentándose en libros, en archivos, en antiguos pergaminos y papeles, recolectados en sus viajes de periodista por la Europa Central, Stoker decidió fundir al príncipe de los Cárpatos y su jefe tirano en una novela fantástica que sería su venganza y una obra maestra en el género por ella misma iniciado. Su opera prima: Drácula (1897).

Tendríamos que esperar hasta 1922 para ver en imágenes en blanco y negro, al primer vampiro del cine, gracias a Friedrich Wilhelm Murnau, quien vivió solo 42 años y del cual se perdió gran parte de sus obras. De sus 21 películas, han sobrevivido 12.
Entre ellas: Nosferatu.
Este clásico que este año 2022 cumplió 100 años, también estuvo a punto de desaparecer ya que, si bien nosotros actualmente lo consideramos como el primer vampiro, Friedrich no dijo que se había inspirado en la novela de Stoker, por lo cual, en 1925, Florence Stoker logró que las autoridades judiciales ordenaran la destrucción de todas las copias de Nosferatu, porque su guion se basaba en Drácula, la obra maestra de su marido, fallecido en 1912. Casi lo logra. Pero por el enorme éxito de la película quedaron algunas copias en varios países adonde no llegó la sentencia.
Gracias a Dios… o mejor dicho, al príncipe de las tinieblas!!
Por esto es que un siglo después, sigue estando la silueta de Nosferatu, el no muerto, recortada en el último tramo de la escalera, con esas uñas largas, nariz prominente y abrigo largo. El conde Orlok, sigue provocando miedo allá donde aparece.

Gran parte del éxito de este Nosferatu está ligado a pertenecer al expresionismo alemán, corriente artística que le dio una vuelta de tuerca al romanticismo uniendo la angustia, el drama y lo grotesco en un contexto de posguerra.
Pero también podemos sumarle los mitos que generó, luego de su estreno.
Por eso mismo no podemos dejar de hablar de quien interpretó a este mítico personaje, Max Schreck, alrededor del cual, se comenzó a gestar una gran leyenda.
Ya que al no poder ver su cara real, y ante el terror que generó su performance, se llegó a decir que era un vampiro real. A eso se le sumó que Murnau era un reconocido ocultista: los rumores y las leyendas sobre la película fueron gigantes.
Ésta película nos presentó al primer vampiro que se alejaba de lo que la obra literaria planteaba: aquella representaba al monstruo sumido a la elegancia, algo que se retoma en las versiones de Christopher Lee o Gary Oldman, mientras que Nosferatu trajo una versión sumamente horrorosa, maligna y voraz, una criatura relacionada a la muerte, la peste, las guerras y el hambre.
Más allá del conflicto, Stoker y Murnau fueron dos socios necesarios, uno dando el inicio para comenzar con el género en la literatura y el otro tomando eso y dando el inicio para todo lo que vino en el cine.
Podremos discutir sobre muchas de las versiones que vimos en pantalla, cuál nos gusta más o cuál menos, pero seguramente todos vimos al menos una película con un vampiro involucrado.
Y tanto Drácula como Nosferatu siguen dando de qué hablar y siguen tratando de reinventarse en las grandes y pequeñas pantallas.
De hecho ya se está trabajando en una remake de la película de Murnau con Bill Skarsgard como el conde Orlok y acompañado de Lily Rose Deep. Los dos actores fueron confirmados por el medio especializado Deadline.

Y creo que esa confirmación del protagonista es lo que me hizo parar la oreja, porque bueno, ya vimos de lo que es capaz Skargard cuando interpreta a un ser diabólico, y si no lo saben:¿Qué hacen leyendo esto? Vayan a ver It (2017).
Así que tenemos Drácula para rato en el cine, un personaje que nunca pasa de moda.
Y los dejo con una reflexión, porque este personaje nos hace pensar además de asustarnos:
“Drácula es la historia de alguien que sobrevive a la muerte, pero pierde la vida humana, pierde la humanidad, porque en el fondo el modo en que Drácula sobrevive a la muerte es convirtiéndose en una fiera que tiene que matar a sus semejantes para sobrevivir. ¿En el fondo no es esto lo que hacemos todos? Es decir, ¿no se basa nuestra supervivencia en la muerte de otros?… Sí, pero hay una pequeña diferencia: tenemos escrúpulos morales, nos da no sé qué matar personas… los animales tampoco es que nos preocupen. Vamos a decirlo de otra manera: podemos matar muchas personas pero tenemos que buscar justificaciones muy elaboradas. Sin embargo, Drácula lo encuentra natural. Drácula nos recrimina nuestros prejuicios a la hora de vivir como fieras” “
José Luis Pardo.