Por Sergio Muñoz
En octubre del 2018 Venom rompió récords en taquilla a pesar de las pésimas reseñas que recibía alrededor del mundo. Tres años y una pandemia después llega su secuela Venom: Let There Be Carnage, igualmente una mala película que nuevamente rompe récord en taquilla.
Mientras veía Venom en 2018, estaba consciente de lo mala que era. Cada aspecto de la película era malo. Los actores hacían lo que podían con lo que tenían. Sin embargo, dejando a lado la trama del villano, la película me había parecido divertida, ya que aquello que funcionaba desde la comedia era la relación entre Eddie Brock (Tom Hardy) y Venom. El estudio entendió este aspecto y nos trajo una comedia romántica para esta secuela.
Venom: Let There Be Carnage nos presenta nuevamente a Eddie Brock, quien intenta revivir su carrera como periodista entrevistando al asesino en serie Cletus Kasady (Woody Harrelson), quien termina volviéndose el huésped del simbionte Carnage.
Como mencioné, la película toma lo que funcionó en su predecesora y lo multiplica por diez. Vemos la dinámica entre Eddie y Venom al centro de la película, por lo que estaremos recibiendo chiste tras chiste, durante 97 minutos; si no llegamos solo a la ruptura entre los dos personajes, la cual ya hemos visto cientos de veces en otras películas y series.
Por otro lado, tenemos la historia de Kasady, quien escapa de prisión gracias a los poderes que recibe a través de Carnage y comienza a buscar a su amada, la cual también es una asesina en prisión. También tenemos la trama de Anne (Michelle Williams), quien en la película anterior era la prometida de Eddie antes de dejarlo. En esta película, ella le dice que se casará con su nuevo novio.
Es entendible que la película quiera tomar lo que funcionó y reutilizarlo (disfruté bastante la dinámica entre Eddie y Venom en la película anterior), pero se nota que el filme ni siquiera se esfuerza por contar una buena historia. Esta película es una comedia romántica por todos lados, lo cual no la hace mala. El desastre inicia a la hora de contar la historia de los personajes. A diferencia de la anterior, en la cual se tomó en serio la trama del villano, Let There Be Carnage decide hacer un chiste de todas y cada una de sus tramas, y el problema es que ninguna funciona. La película es un festín de chistes que dan pena ajena y CGI muy básico.
Pero a quién engaño. Se nota a leguas su intención por no ser más que un producto barato (más aún de aquello a lo que tiende el género) que recaude millones en taquilla. Y felicidades al estudio. Lo lograron. Venom: Let There Be Carnage es una película que podría funcionar si la miras con tu cerebro bien apagado…
Y digo, “podría funcionar”, ya que el mío estuvo apagado toda la película.