Poison: cavernícolas con guitarras.

Por Kevin Alcaraz

Son pocas las bandas que pueden presumir haber levantado tantos ánimos como lo ha hecho Poison. Tomaron los temas habituales en el rock como la lujuria, la excitación y el mal comportamiento, luego cobraron el cheque estético de los New York Dolls y Slade, y por último le añadieron más maquillaje, cabellos más largos, más pirotecnia y salvajismo. Después de 35 años de carrera, está claro que, detrás de tanta fiesta, los integrantes ocultaban una lucha incesante contra las adicciones y demonios personales.

Poison fue concebida en 1983, cuando Bret Michaels (voz, guitarra rítmica), Matt Smith (guitarra principal), Bobby Dall (bajo) y Rikki Rockett (batería) (cuatro chicos inadaptados sociales de Pennsylvania) notaron que bandas como Aerosmith, Kiss y Led Zeppelin tenían un montón de chicas con ellos sin tener que dedicarse al fútbol americano o cualquier otra dolorosa profesión, por lo que el camino estaba más que trazado para ellos.

Muy pronto, tres de los integrantes, descubrieron que el terreno que pisaban no era apto para el éxito que buscaban, por lo que todos, menos Smith, tomaron sus maletas y se mudaron a Los Ángeles. Una vez en la Costa Oeste, audicionaron a todo guitarrista que supiera tocar tres acordes.

Los finalistas resultaron ser Slash y C.C. DeVille, por lo que el criterio de desempate consistía en ver quien podría ser más extravagante que el otro. La balanza se terminó de inclinar a favor de DeVille cuando Slash dijo:

¨ Yeah, I’ll take the job, but I’m not gonna wear all the fucking makeup. And I’m not gonna say, ‘Hi, my name is Slash¨.

En 1986, una vez completada la formación grabaron y publicaron su álbum debut Look What the Cat Dragged In, el cual se posicionó con rapidez entre los álbumes más vendidos del año gracias a los sencillos Talk dirty to me y I won’t forget you.

Sin embargo, el estatus de estrellas se lo ganarían con el siguiente trabajo: Open Up and Say… Ahh! de 1988. Nothin’ but a good time, Fallen angel y, especialmente, Every rose has its thorn invadieron la MTV y sus videos fueron reproducidos hasta el tedio.

El álbum que cierra la época dorada de Poison es Flesh & Blood, publicado en 1990, del cual se desprendieron otros clásicos de la banda como Unskinny bop y Something to believe in

Para este punto los integrantes ya habían abandonado sus imágenes afeminadas. También desarrollaron una inmunidad hacia la continua crítica a su música, pues, de todas las bandas que salieron del Sunset Strip: como Dokken, Mötley Crüe, Ratt, Stryper, Warrant y mil más, la más repudiada de todas fue siempre Poison, quienes eran desestimados, especialmente, por no ser nativos de la zona. Todo ese ruido solo motivó a la banda a ser más enérgicos que el resto.

“Poison is the L.A. joke band that even other bands didn’t like.”

C.C DeVille

Como es de sospecharse, desde sus inicios los cuatro integrantes tuvieron serios problemas con las adicciones que desembocaron en el ridículo a nivel mundial cuando, en 1991, en el marco de los MTV Video Music Awards, C.C. subió al escenario completamente drogado.

Luego de interpretar mal todas las canciones y cambiar el orden del setlist, DeVille fue echado de Poison una vez en los camerinos. 

Para el siguiente par de álbumes, la banda adoptó un sonido más orientado al blues rock de AC/DC. Native Tongue (con Richie Kotzen en la guitarra), de 1993, y Crack a Smile… and More! (esta vez con Blues Saraceno), del 2000, tuvieron la poca fortuna de ser publicados en los tiempos en que dominaban el grunge y el britpop respectivamente.

A pesar de que Poison sonaba mejor que nunca, sobre todo, con el regreso de C.C. DeVille, Capitol Records decidió abandonar a la agrupación a principios de los 2000’s. Hay quienes creen que la escandalosa relación de Bret Michaels con Pamela Anderson y su sextape fue factor en la separación.

Con el ánimo agotado y tras cientos de horas pasadas en los centros de rehabilitación, la banda publicó Hollyweird en 2002. Aunque, quizá, haya sido el único álbum malo en su discografía, Bret, C.C., Bobby y Rikki decidieron tomarse un descanso para dedicarse cada uno a proyectos paralelos.

En 2005, con la llegada del musical Rock of Ages, en el que incluyeron el hit Nothin’ but a good time, Poison recuperó algo de reconocimiento. Luego de juntar fuerzas se dirigieron al estudio para grabar Poison’d, un álbum de covers en el que interpretaban, a petición de sus fans, canciones de Alice Cooper, David Bowie, Justin Timberlake, Kiss, The Rolling Stones, The Who, entre otros.

¨ We need to bring the fucking volume up! People are paying money for this! ¨

Bret Michaels

En años recientes, cada uno de sus integrantes han librado batallas en las que han salido airosos de momento.

Michaels superó una hemorragia cerebral en 2010, Rockett venció un cáncer oral, mientras que DeVille y Dall trataron sus adicciones con éxito.  Pese a que su último álbum fue hace 14 años, y de no componer material nuevo en cerca de 20 años, Poison sigue vigente. Con cierta frecuencia siguen encabezando giras a las que siempre se dan cita sus más fieles seguidores alrededor de todo el globo.

50 millones de discos vendidos a nivel mundial, alzarse como la tercera banda más grande del hair metal en la historia, según VH1, y ser la última banda sobreviviente de su generación glamera, dice poco de Poison, quienes son más recordados por el uso de lápiz labial, calentadores y drogas que por su música.

Seguramente, esto no le molesta a la banda en absoluto. Después de todo, el compromiso de Poison siempre ha respondido al vivir como estrellas de rock, con toda su superficialidad y con toda su trivialidad. 

¨This band should be dead multiple times over, but it’s not. We’re a hardcore American rock & roll band, sweaty, down and dirty, and we’re thriving and surviving. ¨

Bret Michaels

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