REO Speedwagon: rock maduro, demasiado sesudo.

Por Kevin Alcaraz

Sin duda, los ochenta fue la década de las power ballads; y pocos explotaron mejor esta metodología que aquella banda insignia de Illinois, que, luego de transitar inmemorablemente por el hard rock, amasaron su legado a través de armonías masivas, guitarras que gritaban, líneas dramáticas de piano y un puñado de descaradas metáforas. Unas auténticas leyendas del rock orientado para adultos.

REO Speedwagon tiene su génesis en 1966 cuando Neal Doughty (teclados) y Alan Gratzer (batería), dos estudiantes de primer año en la Universidad de Illinois, compartieron sus gustos y rápidamente resolvieron formar una banda inspirados en aquellos camiones ligeros que a principio de siglo invadieron las calles de Estados Unidos, y que fueran fabricados por Ransom Eli Olds.

Ante la oleada de bandas hard rock procedentes de América y Reino Unidos a finales de los sesenta, la agrupación emprendió un auténtico desfile de músicos los siguientes años hasta encontrar a su primera formación clásica con Terry Luttrell con las voces, Gregg Philbin a cargo del bajo y la grandísima incorporación de Gary Richrath -un legítimo héroe de la guitarra que llevó al proyecto al siguiente nivel-.

De hecho, antes de unirse a REO Speedwagon, Gary vivía a más de cien millas de donde esta ensayaba. Consciente del potencial de sus compañeros, decretó que sería miembro de la banda de una u otra forma. Así, condujo las ajetreadas autopistas sin queja alguna y llevaba canciones o melodías nuevas en cada oportunidad.

Poco a poco, la atención hacia el grupo se multiplicaba, hasta que la estación KSHE -una de las más aclamadas de la época- les dio cobertura, disparando su popularidad al punto en que Epic Records les ofreció un primer contrato más que benévolo para grabar lo que sería el álbum debut en 1971: R.E.O. Speedwagon.

Este y los siguientes trabajos contaban con prácticamente todas las convenciones del género: un blues rock electrizante y solos en cada instrumento empleado, algo que ya hacían Led Zeppelin y Black Sabbath, por ejemplo.

Pese a contar con buena recepción crítica, las ventas durante los primeros años profesionales de la banda no fueron los esperados; lo que orilló a Terry a buscar suerte con Starcastle. Tras esto, entraba en escena el todavía magnánimo Kevin Cronin, quien prestaría su voz para el álbum R.E.O./ T.W.O. (1972), pero que no se encargaría de las voces de forma permanente sino hasta 1976.

Para 1977, ya con seis títulos en sus espaldas, algunas muy buenas piezas como Ridin’ the storm out (Ridin’ the Storm Out, 1973) y Keep pushin’ (R.E.O., 1976), e incontables frustraciones dado el potencial del grupo, casi todos los miembros acordaron mudarse a Los Ángeles en busca del tan esperado salto de calidad. Gregg, sin embargo, decidió no acompañarlos a la aventura, siendo reemplazado por la última pieza en la formación más exitosa de la banda: Bruce Hall.

Siguiendo la línea de Journey, Genesis y Chicago -bandas que poco a poco emigraban su sonido al emergente AOR (Adult Oriented Rock)- REO Speedwagon maquetó el parteaguas de su trayectoria: You Can Tune a Piano, but You Can’t Tuna Fish (1978), un álbum cuyo horripilante nombre es diametralmente opuesto a su contenido.

Roll with the changes y Time for me to fly se convirtieron en clásicos instantáneos; además de allanar el camino para que la agrupación pasara de ser estrellas nacionales a verdaderas figuras mundiales.

Con Hi Infidelity (1980), cuya luz fue tal que opacó otras grandísimas producciones de aquel año como Remain in Light (Talking Heads), Back in Black (AC/DC), The River (Bruce Springsteen) o Double Fantasy (John Lennon).

Take it on the run, In your letter, Don’t let him go y, en particular, Keep on loving you posicionaron el álbum en el top ten de ventas por 32 semanas consecutivas -el cual terminó vendiendo más de 10 millones de copias- y dieron testimonio de la maestría obtenida por la banda en un género cuya competencia contaba con otros pesos completos como Boston, Fleetwood Mac y Foreigner.

Los siguientes trabajos, Good Trouble (1982), Wheels Are Turnin’ (1984) y Life as We Know It (1987), si bien no mostraron el mismo músculo que Hi Infidelity, sí sembraron otros grandes clásicos para la banda como Keep the fire burnin’, Can’t fight this feeling e In your dreams. REO Speedwagon echaba así raíces profundas como uno de los actos definitorios de la década, gracias también las extensas y exitosas giras que realizaban entonces.

Sin embargo, sorpresivamente, en 1989 tanto Alan como Gary -los dos miembros fundadores- dejaron la agrupación; el primero decidió emprender como microempresario e iniciar su propio restaurante, y el segundo fue despedido tras diferencias con Kevin. Contrario a lo que suele suceder, ambos cedieron a todos los derechos que tenían sobre la banda, llevándose con ellos únicamente el prestigio y toda la fuerza creativa y compositora de la agrupación.

Los años noventa fueron diametralmente opuestos a aquellas dulces mieles probadas en el pasado.

Con el auge del hip-hop y el rock alternativo, así como la salida de Gratzer y Richrath, REO Speedwagon arrastró el orgullo con The Earth, a Small Man, His Dog and a Chicken (1990) y Building the Bridge (1996). Era más que evidente que todos aquellos actos exitosos ochenteros -salvo algunas excepciones- vivirían una tremenda agonía hasta quedar en el olvido.

Ya entrado el nuevo milenio, autofinanciaron lo que parecen ser los últimos álbumes con material inédito: Find Your Own Way (2007) y Not So Silent Night/Christmas with REO Speedwagon (2009). Si bien la aclamación crítica y comercial no volvieron con estos trabajos, al igual que el grueso de las estrellas moribundas de los ochenta, la banda cobró un estatus nostálgico que conserva al día de hoy.

De hecho, siguen dando conciertos y emprendiendo giras por cada ciudad de Estados Unidos, siempre acompañados de Styx, .38 Special, Chicago y otras legendarias agrupaciones del movimiento que alguna vez ellos mismos encabezaron décadas atrás.

Recientemente, y como se ha hecho costumbre, han recobrado algo de relevancia mainstream luego del tributo que le rindió la exitosísima serie Ozark. En 2020, la banda logró colocar Keep on loving you (#10), Can’t fight this feeling (#13), Time for me to fly (#15) y Take it on the run (#16) en la lista semanal de Billboard gracias al popular show de Netflix; una hazaña sin precedentes, aún en tiempos del Hi Infidelity.

Aunque accidentada, la trayectoria de REO Speedwagon no ha parado en lo absoluto. Conocen el circuito al derecho y al revés; pues lo han recorrido de forma ininterrumpida desde los tiempos en que los Beatles seguían juntos. Ahora, tal y como dictan los cánones, la constancia de las variaciones se ha hecho presente a lo largo de sus 55 años de existencia; sin embargo, la banda ha probado que, en efecto, son capaces de rodar con los cambios.

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