Sobre Cómo No Time To Die salvó el cine

Por Becka Salas

Después del duro golpe que sufrió el cine debido a la pandemia, el mundo esperaba los resultados de taquilla de cada blockbuster. Esto, para saber si se convertía en la salvadora de las salas. Y es que las expectativas apuntaban a que los complejos tradicionales serían reemplazados por el streaming; grandes cadenas como Warner Bros, Disney y Universal rápidamente idearon formas de llevar sus estrenos más esperados a plataformas por internet, en un desesperado movimiento por mitigar las pérdidas que las restricciones sanitarias causaban al desempeño económico de sus cintas.

Estas medidas siempre fueron consideradas como “temporales”. De hecho, Warner Bros anunció que para 2022 volverá a tener como prioridad el cine y a mitad de año Disney confirmó que todos sus estrenos llegarían exclusivamente a salas. Sin embargo, estas decisiones ya tuvieron un impacto significativo en la industria y no parece detenerse.

La ventana de exclusividad de la que gozaban los cines disminuyó por completo.

Antes de la pandemia, las salas disfrutaban por 90 días tener la exclusividad de proyección de una película, pero las tres cadenas mencionadas ya pronosticaron que sólo esperaran 45 días antes de poner sus películas en pago por evento o aplicaciones móviles.

Realmente estas decisiones dependen de los ejecutivos y la forma en la que quieren administrar sus propiedades intelectuales.

Particularmente aquellas compañías con grandes catálogos de contenido y aplicaciones de streaming propias, y pueden cambiar en cualquier momento. Bob Chapek, CEO de Disney, a pesar de que habló largo y tendido sobre su compromiso con las salas tradicionales antes del estreno de Shang-Chi, auguró que buscarán estrenar más blockbusters y contenido especial en Disney+, luego de que se supiera que el rendimiento de suscripciones disminuyó en 84% en tan solo cuatro meses. 

El tiempo que transcurre entre contenido y contenido es demasiado poco.

Los grandes blockbusters tienen poco tiempo para recaudar la mayor cantidad de dinero posible antes de que llegue el siguiente gran evento o el streaming lance alguna sorpresa inesperada. El cine ya no sólo compite con la televisión, compite por la atención de usuarios que tienen su consciente fragmentada entre sus vidas personales, su trabajo, el ocio y los medios digitales. La atención es muy limitada, y el tiempo es oro para las mega producciones de las que ha dependido el cine en la última década. 

Tal vez por eso es una sorpresa que la última entrada de James Bond: No Time To Die, se haya convertido oficialmente en la segunda película Hollywoodense más taquillera de la época postpandémica, al recaudar 710 millones de dólares a nivel mundial, solamente 10 millones debajo de la novena entrega de Rápidos y Furiosos. 

Lo más curioso es que lo logró exactamente un mes después de su estreno, aún cuando tuvo que enfrentarse en taquilla a grandes cintas como Venom: Let There Be Carnage, Dune y Eternals. A pesar de que en un inicio los analistas preveían que la cinta no triunfara en taquilla, pues sus primeros tres días proyectaban un desempeño menor al esperado. En parte porque los retrasos provocados por la pandemia hicieron perder la atención del público sobre el estreno, en parte por la controversia alrededor de Lashana Lynch, y en parte por la reciente compra de Amazon a MGM, que puso en duda cuál será el futuro del 007 cuando Daniel Craig deje el manto.

La razón de su éxito se debe enteramente al boca a boca que recibió la cinta.

Y es que dentro de su presupuesto de 250 millones y las expectativas comunes que definen una franquicia tan grande, la última historia de Daniel Craig pone en perspectiva todo el legado del agente 007, comentando sobre las características definitorias del personaje y examinándolas bajo el lente del presente.

El resultado es una exploración empática que convierte a un símbolo en un hombre, y la actuación de Daniel Craig nos ayuda a profundizar en la psique de James Bond

Pero lo más importante es que esto es una muestra de cómo el cine todavía tiene futuro si las historias que cuentan son lo suficientemente buenas. Lejos de ser una película de superhéroes que respeta límites específicos, James Bond apuesta por un análisis del personaje e incluso utilizar los grandes efectos especiales para burlarse de los aspectos más ilógicos de su historia, rompiendo todas las expectativas que los fans tenían sobre el filme. 

Entonces, si alguna lección debe salir del éxito de James Bond, es que el cine y el arte todavía tienen esperanza en un mundo definido por la inmediatez y el streaming. Pero se necesita que las grandes compañías inviertan en contenido e historias verdaderamente distintas, y dejen de apostar por las fórmulas conocidas que se han repetido en la última década.

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