Por Kevin Alcaraz
A finales de los ochenta el rock clásico necesitaba un salvador. La alarmante cantidad de terreno que había perdido con respecto al pop y el glam angelino sometió a sus más fervientes seguidores a un estado de luto. Sin embargo, cuando se rumoró de una banda al sur de Estados Unidos con el potencial de reivindicar el destino del género como una cascada de agua dulce, el público prestó atención, solo para ver cómo con los años sus líderes sucumbieron a la enfermedad mucho antes de convertirse en algún remedio.
Llamados originalmente Mr. Crowe’s Garden; en honor al libro infantil de Leonard Leslie Brookes: Johnny Crow’s Garden, The Black Crowes se fundó en 1986 por los nada convencionales hermanos Chris (voz) y Rich Robinson (guitarra), Jeff Cease (guitarra), Johnny Colt (bajo) y Steve Gorman (batería), en el muy ordinario suburbio de Marietta, Georgia.
La banda, impulsada por el gigantesco éxito de R.E.M., quienes residían a solo 79 millas de distancia, empezó a mover los hilos de la industria musical georgiana con el fin de tener un pedazo del pastel ellos mismos. No obstante, su propuesta, lejos de dejarse llevar por el sonido alternativo emergente, optó por abrazar la herencia dejada por el rock sureño de Lynyrd Skynyrd y el rock blues de Led Zeppelin.
Finalmente, en 1990, Shake Your Money Maker llegó al mercado dejando consigo uno de los debuts más espectaculares que se recuerden.
Temas como “Twice as hard“, “Jealous again“, “Seeing things” y, especialmente, “Hard to handle“; un genial cover del clásico de Otis Redding, además de la hermosa “She talks to angels“, tenían la capacidad de dar escalofríos de emoción por toda la espina dorsal.
The Black Crowes habían despegado como un cohete.
“Shake Your Money Maker is a guitar-party cracker that marries Southern R&B crunch and Anglo cock-strutting attitude”
Revista Rolling Stone
Para el segundo álbum titulado The Southern Harmony and Musical Companion, publicado en 1992, Marc Ford había reemplazado a Cease y se había sumado a la agrupación Eddie Harsch en los teclados. Los sencillos “Remedy” y “Thorn in my pride” ayudaron a la banda a alcanzar lo más alto en la lista de Billboard y su popularidad estaba a tope; aunque, para entonces, los hermanos Robinson ya empezaban a mostrar sus verdaderos colores.
Entre los excesos de la banda, comportamientos cuestionables de sus líderes y su afán por la excentricidad, Amorica vio la luz en 1994.
En esta ocasión, el sonido apuntó en dirección del rock psicodélico donde solamente destacó el sencillo “Wiser time”. Para entonces, la escena de Seattle ya había tomado al mundo por sorpresa dejando al resto de los géneros en segundo plano, por lo que, si es que la prensa hablaba de los Black Crowes, era para centrarse en cómo la carátula de su más reciente álbum había sido extraída de la revista erótica Hustler, y no mucho más que eso.
A continuación, vinieron Three Snakes and One Charm y By Your Side, publicados en 1996 y 1998 respectivamente. El primero se sintió como un íntimo intento por componer un rock profundo, mientras que el segundo fue más enérgico e influido por el más clásico soul norteamericano.
Lastimosamente, ninguno sobresalió en una industria que ahora tenía fiebre de britpop.
Con el nuevo milenio vino el álbum Lions (2001) y una nueva formación en la que, de los miembros originales, solo Steve había sobrevivido las calamidades de los Robinson. Las bajas ventas, la nula atención por la banda y las tensiones dentro de ella, desembocaron en que esta oficializara su primer hiato de tres años en la que sus integrantes emprendieron proyectos paralelos.
En 2005, los hermanos limaron asperezas y anunciaron su retorno. Publicaron The Lost Crowes en 2006 y Warpaint en 2008, recibiendo muy buena aceptación ambos.
El primero se trata de una compilación de canciones desechadas por la banda entre 1993 y 1997, mientras que el segundo, gracias al sencillo “Goodbye daughters of the revolution“, logró posicionarse en el quinto puesto de álbumes vendidos tras su lanzamiento.
El mundo tenía la esperanza de que, tras años de abstinencia y un regreso triunfal, Chris y Rich hubieran madurado, sintieran el aire fresco y los brazos abiertos de sus fanáticos. Sin embargo, el polémico divorcio del mayor de los Robinson con Kate Hudson reactivó las tensiones dentro de una banda que, de nuevo, caía en provocar a la prensa, seguidores, productores, ingenieros y todo aquel que compartiera estudio o escenario con ellos.
El único constante fue el representante Pete Angelus quien mostró siempre una paciencia digna de algún premio Nobel.
La buena recepción de los álbumes Before the Frost… Until the Freeze (2009) y Croweology (2010), este último siendo un recopilatorio de éxitos en sus versiones acústicas, no pudieron evitar las nuevas separaciones de 2012 y 2015. Los hermanos declararon tener problemas irreconciliables entre ellos, principalmente, derivados por una lucha de poder, y que The Black Crowes se desintegraba de forma definitiva.
Con el fallecimiento de Harsch por complicaciones cardíacas en 2016 la comunicación revivió un poco entre Chris y Rich.
Pero no fue sino hasta hace un par de años en que se dio la esperada gira de reconciliación, la cual conmemoraba el 30 aniversario del sensacional debut de la banda. Irónicamente, ningún antiguo miembro volvió para la sonada reunión, siendo que ambos Robinson habían trabajado con varios de ellos en años recientes durante el último hiato.
Hoy en día, incluso se sabe que han compuesto unas veinte canciones y que preparan un nuevo álbum, el cual sería el primero en más de diez años para la banda.
El talento y la actitud que han impregnado los Black Crowes en su música es innegable. Sus letras suelen tener una ambigüedad hipnótica y casi poética, algo poco característico de algunas bandas de hard rock. La escuela que presumen Chris y Rich es verdaderamente envidiable; sin embargo, los ilustres vicios en los que cayeron son aquellos comunes denominadores que conspiraron en el desplome de cientos de bandas: indulgencia en los contratos, alcohol, heroína y egos monumentales.
La fanaticada suele crucificar con más frecuencia a Chris Robinson que a su hermano. Lo señalan como el verdadero homicida de la banda y un sujeto materialista capaz de pelear cada centavo como si se tratara de una extremidad propia. En cambio, Rich también colaboró en gran medida para acabar con los sueños de paz dentro de la agrupación. Como siempre pasa en esos casos, es un juego de dos, ambos retroalimentan la infelicidad del otro, luchan incansablemente por el dominio creativo y se desafían en cada oportunidad.
Un dúo disfuncionalmente extraordinario.
“The most Rock n’ Roll Rock n’ Roll Band in the world”
Melody Maker