Por Kevin Alcaraz
Thomas John Woodward nació de padres obreros en Gales durante la Segunda Guerra Mundial. A lo largo de su infancia se le inculcó que no tendría mucho más futuro que trabajar como minero, y de no ser por una severa tuberculosis que le golpeó a los doce años, no habría descubierto su verdadera vocación: el canto.
De adolescente odiaba la escuela y los deportes con ganas; en cambio, el sexo le hacía perder la cabeza. Creyendo que había quedado estéril debido a la enfermedad, embarazó a Linda Woodward -su entonces novia a los dieciséis años-, consecuentemente casándose con ella. Fundó así su larga, escandalosa y prolífica carrera como hombre semental, que incluso incluye hijos no reconocidos por el mundo.
Aunque parcialmente se dedicaba a la construcción y a ser vendedor ambulante, Thomas no escatimaba en tiempo para involucrarse en bandas locales. Pronto destacó por su sensual presencia y su profunda voz poco británica, por lo que Gordon Mills -un joven cazatalentos inglés- le convenció de mudarse a Londres para debutar como solista. Se convirtió en su manager, le cambió el nombre artístico a Tom Jones -tomado del célebre libro de Henry Fielding– y le invitó a extrapolar sus influencias afroamericanas como Little Richard, Solomon Burke y Jackie Wilson.

Apenas pisó suelo londinense, asestó una serie de exitosos sencillos como It´s not unusual (1964), What’s new pussycat? (1965), Green green grass of home (1966) y Delilah (1968), más del tema homónimo para la banda sonora la película Thunderball (1965), la cuarta entrega de la serie James Bond.
Jones era la sensación. De hecho, en 1967 viajó a América para conocer a su ídolo: Elvis Presley. Además, comenzó a dar sus icónicas presentaciones anuales en Las Vegas ese mismo año -mismas que se extendieron hasta 2011 ininterrumpidamente y que sirvieron como antesala a lo que haría después el rey del rock and roll durante los setentas-.

¨I was digging myself a hole being in Las Vegas. Doing two shows a night was ruining my voice.¨
Jones.
Paralelamente, y emulando lo hecho por Alfred Hitchcock y Johnny Cash, protagonizó su propio show televisivo de miscelánea llamado This Is Tom Jones, al tiempo en que aprovechaba su desmedida fama para acostarse con unas 250 mujeres al año.
Sin embargo, el frenesí expiró pronto. El programa fue cancelado en 1971, su madura y potente voz ya no encajaban con el desfachatado estilo juvenil de la música disco, punk y rock, y su imagen de sex symbol parecía solo encontrar cabida en géneros como el country. Así, incursionó en un sonido más folclórico durante los setentas con ventas muy moderadas.
Con todo y que en 1979 debutó como actor en Pleasure Cove, intentó sin éxito retomar su show al siguiente año, sumiéndose en un profundo anonimato durante los ochenta. Aunque los cimientos en la vida de Tom se movieron en 1986, cuando su representante Gordon Mills falleció. Parecía que moriría también la creatividad en el cantante, pero en realidad estaba a las puertas de un largo y cansino camino de vuelta a la gloria.

Su único hijo (reconocido), Mark asumió el rol de agente, dando como primera indicación el dejar de usar ropa ajustada para usar esmoquin. Cambió por completo la imagen de su padre, refrescándo también en sus apariciones públicas y en los conciertos en el desierto de Nevada.
Poco a poco, Jones volvía a ser una figura respetada que abrazaba su estatus de ex estrella. Apareció como invitado en un sinfín de programas, destacando su cameo en The Fresh Prince of Bel-Air -el cual inmortalizó su icónico tema It´s not unusual con todo y el Carlton Dance-. También su participación en la cinta de Tim Burton Mars Attacks! en 1996 le dio algo de relevancia, pero nada lo tenía preparado por lo que vendría un par de años después.
Reload, publicado en septiembre de 1999 firmó lo que es posiblemente el comeback más espectacular en la historia reciente. Se trata de un álbum mayormente de versiones de artistas como Talking Heads, Three Dog Night, Lenny Kravitz, The Kinks, Iggy Pop e INXS, y en el que, además, colaboraron The Cardigans, Stereophonics, Robbie Williams, Van Morrison, The Pretenders, Simply Red y Portishead, entre otros.

El sencillo Sex bomb convirtió a Tom Jones en el artista más longevo en alcanzar la cima en las listas de popularidad -hito que conservaría hasta 2009 cuando Bob Dylan le arrebató el récord-. El tema aún resulta completamente impagable; pues, se alzó como una las canciones más bailables de su época y trajo de vuelta a su cantante, de sesenta años de edad, al centro de la conversación, con más apetito sexual que nunca y llevándolo al número uno en ventas en el mundo, situación que no vivía en más de tres décadas.
Este estatus de celebridad añeja la conservó entrando al siglo XXI. Fue nombrado caballero de la corona británica, publicaba cada vez más material con elementos electrónicos y experimentales, estelarizó un episodio de Playhouse Presents en un rol dramático en 2012 y fue seleccionado como juez en el popular programa The Voice UK.
Aunque ya no en Las Vegas, Tom sigue dando presentaciones esporádicas y muy exclusivas en el medio. Igualmente, no ha dejado de lanzar álbumes con la esperanza de recuperar la distinción que le arrebató Dylan; y es que, por fin, Surrounded by Time (2021) parece ponerlo en posición para lograrlo, pues las ventas en Reino Unido y Estados Unidos no dejan de acumularse.

Esta hazaña es particularmente importante para el cantante tras la muerte de su esposa en 2016; pues, la inacabable lista de escándalos domésticos, aventuras y amoríos prohibidos que sopesó Linda Woodward desde 1957 daría para alzar una estatua a su persona.
Ahora, viendo en retrospectiva, Tom Jones ha edificado su carrera con ladrillos de masculinidad. Su voz sigue siendo representativa, se ha agravado, la ha conservado sana y moderada; a pesar de saberse poseedor de un diafragma capaz de aplanar una orquesta entera. Y es que, el tiempo dirá si recuperará el trono en que se sentó a principios de siglo o no, pero al menos podría complacerse de ser con creces el cantante mejor conservado de su generación.
¨My wife passed away in 2016, God bless her, but I’m basically doing what she told me to do. To carry on and get back to reality.¨
Jones.