Por Jackpot
En esta entrega vamos de un ordinario y melancólico “hombre del piano”, pasando por el anarquismo y la lucha cultural de los íconos punk hasta el adelantado canto a la desobediencia que “es otro ladrillo en la pared”; aquí les acercamos otro tanto. A disfrutar de esta nueva bocado, que augura un buen y provechoso tiempo.
#70 Piano man – Billy Joel (1973).
Esta canción es un ejemplo de cómo un artista puede tomar algo ordinario y convertirlo en una cosa fuera de serie. A través de pequeños retratos cotidianos, Billy Joel logra transmitir sentimientos de nostalgia, vacío, pérdida y esperanza de una manera tan humana y real. Además, no es común que una canción con una rítmica de 6/8 se vuelva tan popular.
-Hendryshot-
#69 God save the Queen – Sex Pistols (1977).
Lanzada durante el jubileo de plata (25 aniversario) de la Reina Isabel II, y pareciera que es una exaltación a la figura más emblemática del siglo XX en Inglaterra; contrariamente el repudio no se hizo esperar, la misma BBC hizo lo suyo y la prohibición se hizo vigente. Sin embargo su popularidad fue inminente, fruto de un anarquismo sujeto al cambio generacional, pero sobre todo al juicio personal sobre la amistad y la lealtad como un legado que se adquiere por convicción e invocación, no por una impostura política en decadencia.
-César Salazar-
#68 Don’t stop believin’ – Journey (1981).
Ok, este rolón casi muere de la manera más trágica después de ser covereado por los de Glee, pero a diferencia del reparto de esta serie millennial tanto la canción como los de Journey no son acechados por algún tipo de maldición.
Don´t stop believin´ se levanta como un ave fénix sobre las power ballads de los 80´s, recordándonos una época más simple llena de laca para cabello y guerras frías.
Por favor disfruten la voz de Steve Perry en sus años mozos.
-Adrián García-
#67 In-a-gadda-da-vida – Iron Butterfly (1968).
Uno de los riffs más menospreciado, un solo de batería que roza en lo tribal navegando a la par de un órgano eclesiástico que hacen que te pierdas por un momento antes de volver a explotar con la tremenda guitarra, todo esto bajo el mando de una densa y pesada voz perfecta para el rock. Sin duda una obra irrepetible.
-Alán Rex-
#66 A day in the life – The Beatles (1967).

Es imposible olvidar esa sinfónica en crescendo. Lennon no era el mejor vocalista, pero en esta canción sin un esfuerzo evidente logra la armonía precisa a través versos listos provenientes de un periódico, para después caer en un jazz que describe un día ordinario narrado por Paul, un contraste continuo entre dos genios que genera que esta pieza sea una obra maestra.
-Alán Rex-
#65 Zombie – The Cranberries (1994).

Hay canciones que nunca deberían dejar de ser escuchadas y esta es una de ellas. Zombie, segundo sencillo de No Need to Argue de The Cranberries, fue lanzada en 1994 y compuesta por Dolores O’ Riordan como un lamento y una contestación sobre el conflicto de Irlanda del Norte. Si pudiéramos escuchar cómo sonaba este periodo histórico, probablemente sonaría como Zombie: sonidos claros ahogados en guitarras y percusiones violentas, el sonido de que algo se rompe, se rasga. La voz de Dolores adoptó el canto tradicional irlandés, alternando graves y agudos con mucho talento, utilizando una técnica llamada ‘keening’, que se usa tradicionalmente para el duelo y los ritos funerarios. Su voz protagoniza la canción para simbolizar ese duelo, la agonía, al mismo tiempo que es valiente, gruñe y se desgarra.
Zombie existe porque Irlanda sufría, y resiste porque ese sufrimiento no se debe olvidar.
-Stephany Peña-
#64 California dreamin’ – The Mamas & The Papas (1966).

Ese intro, esas armonías, todo en esta canción te lleva a las playas de California. Una rola que debes escuchar sí o sí mientras paseas por la playa, cualquiera que esta sea, que te relaja y te hace disfrutar el momento como pocas canciones lo harían. Yo también creo que estaría calientito y a salvo, si estuviera en L.A.
-Edgar Venegas-
#63 House of the rising sun – The Animals (1964).

Probablemente la popularidad de una canción de raíces folk que advierte a los escuchas del tipo de vida que lleva a la perdición se deba al sentimiento crudo de desdicha que esta evoca. Eric Burdon logra una potente interpretación que sigue cautivando generación tras generación.
-Hendryshot-
#62 London calling – The Clash (1979).

Surgida en una época de muchos problemas internos de la banda, con una letra que habla de un posible desastre en la capital de Inglaterra y una preocupación creciente por el ambiente mundial, terminando convertida en un icono usado para hacer referencia a Londres, tanto que hasta se adoptó como tema de los JJOO del 2012, quien lo diría…
-Edgar Venegas-
#61 The happiest days of our lives/Another brick in the wall (Part 2) – Pink Floyd (1979).

Esta es una de esas canciones que merecerían su propio artículo. Another brick in the wall forma parte del álbum The Wall publicado en 1979, el celebrado álbum conceptual que cuenta la historia de Pink, una estrella de rock ficticia que va construyendo un “muro” metafórico que lo aísla de la realidad y lo conduce a una fantasía autodestructiva.
Este single, utilizado incluso como símbolo de protesta, tiene todo el espíritu de una performance, una idea llevada al máximo para probar un punto. Honestidad brutal conducida por un torrente artístico: una denuncia a las reglas y al sistema educativo que corta la creatividad de las personas para adherirlas a un engranaje social. Lo más importante es que Another brick in the wall está inmortalizada en el activismo social, en la protesta de los estudiantes sudafricanos en 1980, en el hecho de que fue censurada por la dictadura argentina por considerarse “subversiva”, y sí, sí lo es, pero ese es su encanto: es una canción que debe oírse lo más alto posible porque su mensaje debe ser escuchado.
-Stephany Peña-