Top Gun: Maverick, ¿una copia al carbón o una mejora?

Por René Laphond

Top Gun: Maverick se ha convertido en un éxito en taquilla superando varios récords tanto para Tom Cruise como para Paramount, y este se debe a lo mismo que, cinematográficamente, han hecho todas estas “recuelas” (reboot + secuela) de los últimos años: la nostalgia con frases, referencias y el regreso del elenco de las originales. Tenemos incontables ejemplos de esto, como Ghostbusters: Afterlife, Terminator: Dark Fate, Jurassic World: Dominion, Halloween, Scream, The Chainsaw Massacre, Spider-Man: No Way Home, Blade Runner… y hasta Space Jam.

En el caso de Top Gun: Maverick tendremos que analizar cómo es que lleva más de $1400 millones en taquilla si es casi una copia al carbón de la original, y por qué funciona y se siente mejor lograda que la original, estableciendo que la nueva solo existe gracias a que se hizo la primera, aunque no sea la mejor película de las dos. Si tiene las mismas situaciones y escenas casi como espejo… ¿cómo lo logró?

Primero analicemos solo algunas de las escenas idénticas en las dos películas:

  1. El intro: la pantalla negra con un texto hablando de la academia Top Gun, el portaviones en el atardecer, el mismo tema musical que a su vez cambia al otro mismo tema musical de glam rock, y por un momento no sabemos si estamos viendo la de 1986 o la del 2022.
  2. Maverick de nuevo le juega carreras con su motocicleta al jet.
  3. Se burlan de alguien en el bar y ese alguien termina siendo el instructor en la clase al día siguiente, en la original es Kelly McGillis y en la secuela es el personaje de Tom Cruise.
  4. Tanto Goose como Rooster tocan “Great balls of fire” en el piano del bar, los apodos son acordes a la familia y el bigote también, para que no haya duda de que es su hijo y será el alumno de Maverick, qué coincidencia.
  5. Hay que poner la misma escena de jugar deportes en la playa al atardecer, una con un tipo de football que es ofensiva/defensiva al mismo tiempo y se “parezca” lo menos posible a la del volleyball de la original.
  6. Debe haber un funeral y deben usar el uniforme de gala.
  7. También en las dos se pelean el bravucón de la clase contra el rebelde.
  8. En las dos películas, al final el bravucón es el que llega a salvar al rebelde cuando están en la mira del enemigo y el apretón de manos entre los dos al finalizar la misión.
  9. Paralelismos con los antagonistas de la academia que tratan de poner trabas al protagonista, hasta iguales uno con cabello y el otro calvo.
  10. En el acto final escapan en un jet F-14 Tomcat, que ¡wow! coincidentemente increíble, es el mismo jet que volaban Goose y Maverick en la película del 86, y el enemigo (el cual no se conoce nunca) lo tiene ahí, listo y preparado en un hangar después de 36 años de que se usaban esos jets; aunque todo el motivo de la película es que tiene unos de 5ta generación y EEUU se quedó atrás en la tecnología aérea pero, ¡hey! nunca se sabe cuándo podría invadir mi país Maverick, así que tengámosle un jet de cuando era joven para que escape, ¿ok?
  11. ¡Ah! Y que pase volando cerca de la torre de control, no sabemos si le tirará el café encima a alguien, de preferencia a alguien que le caiga mal Maverick.

Ahora bien, ¿qué hizo que Top Gun: Maverick sea un éxito en taquilla colosal si maneja las mismas escenas y situaciones?

Primero que nada, en la secuela hay una misión definida desde un inicio y esto ayuda a que esté mejor estructurada, en la original sólo se trata de las personalidades de los personajes, sus egos y rivalidades, toda la película están en la escuela pero en la graduación… “¡oh qué oportuno! por cierto, hace un minuto me acaban de avisar que hay una misión”; no se da de manera natural, narrativamente hablando la secuela es mejor en esto.

Algo a notar es que extrañamente no hay un enemigo definido, es decir no son los rusos o los afganos o un país en específico, sólo se menciona que alguien está haciendo algo inadecuado y peligroso, por lo que hay que detenerlo. Un villano es una parte crucial en cualquier historia, pero en esta no hay una sola persona ni un rostro a quien le atribuyamos esa función, entonces… ¿Cómo puede ser Maverick el héroe si no existe un villano?

Lo mismo sucede en Tiburón (1975), en la cual se crea la sensación de peligro por la música y otros elementos, pero en realidad sólo aparece 4 minutos en pantalla. La respuesta a esta incógnita son los antagónicos: personas, problemas personales o asuntos pasados sin resolver.

Al no haber un villano como tal, se podría sentir débil o unidireccional el guion, pero no es así. El antagonismo siempre está ahí, con Ed Harris o con Jon Hamm, los personajes que tienen un rango militar por encima de Maverick y que, siguiendo el reglamento, se interponen entre el protagonista y su meta, teniendo que probar su aptitud y capacidad varias veces.

Otro antagonismo son los problemas sin resolver entre Maverick y Rooster, la culpa por la muerte de su padre Goose y el no dejarlo avanzar en su aplicación como piloto, un drama personal que genera tensión todo el tiempo al uno ser instructor y el otro el alumno, los cuales tendrán que arreglarlo en algún momento ya que el tiempo corre para lograr el objetivo.

La tensión también entre Penny y Maverick, está bien claro que hubo una ruptura dolorosa en el pasado que también deberá arreglarse. En ninguna de las situaciones de antagonismo vemos a Maverick peleando a golpes con sus superiores o con el hijo de su excompañero que le guarda rencor, no es como lo haría un héroe contra un villano, el antagonismo es algo diferente.

Hablando de la misión final, es básicamente Star Wars Episodio IV.

Maverick guía a su escuadrón de aviones dentro del corazón de un imperio maligno por un cañón del territorio, tratando de destruir un peligro gigantesco disparándole en su punto débil del tamaño de una ventana, para luego ser perseguido por aviones enemigos y salvado por Han Solo… digo, Hangman, el bravucón que siempre está en estas películas.

En esta parte final hay varios elementos antagónicos como los enemigos sin rostro que persiguen a nuestros protagonistas pero sobre todo, el tiempo.

Hay un marco de tiempo que hay que cumplir para que tengan éxito, y eso añade la tensión y la satisfacción al final, ya que la misión la conocemos de sobra por los entrenamientos, pero al no lograrse en estos, Maverick ‘roba’ un jet y prueba que es posible, entonces ahora sabemos que los pilotos están motivados y creen en lograr la misión más que antes, pues su líder e instructor va con ellos.

Antagonistas en muchas formas, como el mismo terreno donde se desarrolla la misión, el radar y los misiles dirigidos, los jets contrarios que, aunque no conocemos al piloto, es una manifestación física del enemigo, el desmayo provocado por la Fuerza G del manejar el avión ascendiendo la montaña por mencionar algunos que, junto con los problemas personales entre ellos, hace una película más interesante que la primera, la cual pareciera que solo se hacía para poner al guapo de Hollywood de los ochentas en uniforme o jugando volley sin camiseta en la playa por… razones.

Hay que mencionar el cameo de Val Kilmer como Iceman, un detalle emotivo por su protagonismo en la película de 1986 y que sea despedido con todos los honores. Tom Cruise jugó un papel decisivo para defender su postura de que Val Kilmer apareciera y así, llegaron a ser los únicos actores originales en la secuela.

Kilmer quien ya no puede hablar por el cáncer de garganta que padece desde hace tiempo, fue doblado por una inteligencia artificial que analizó su voz y le permitió a Iceman preguntarle a Maverick quién era mejor piloto entre los dos.

Aunque en el fondo, la pregunta era dirigida a todos nosotros, la respuesta es personal.

Top Gun: Maverick toma los mejores elementos de la original y los recrea en un filme mejor desde el núcleo, superando a su antecesora en casi cada aspecto. Lo que pudiera ser pensado como una escena copiada y puesta de vuelta en una secuela a manera de “homenaje” a la original (lo cual es parte fundamental de estas recuelas), Top Gun: Maverick las supo mejorar analizando las áreas de oportunidad y trabajando en ellas, pagando tributo al pasado en medio de acción a alta velocidad sin el tan abrumante CGI de estos días, poniendo a los actores en jets reales (los cuales vomitaron todos, excepto Mónica Barbaro y claro, Tom Cruise). Por su parte el guion no busca cumplir la agenda actual, como ejemplo pudiera ser que Maverick fuera un viejo triste que quiere revivir sus viejas glorias y rebajar a su personaje para que otros pudieran verse más grandes (cof, cof, Luke-Rey), ¡pues al diablo con eso!

Maverick es el mismo piloto y la misma persona de hace 36 años y hay que darles una lección a estos chicos de por qué es de los mejores pilotos y cómo hacer las cosas bien, una película más enfocada en contar que en mostrar. En días llenos de contenido de superhéroes, franquicias, precuelas, recuelas y reboots cargados con la agenda a cumplir en la espalda, la audiencia estaba esperando algo como esto y ahí están los resultados en la taquilla. Tal vez la era de estas películas se haya acabado, pero como dice Maverick: “maybe so, Sir… but not today”.

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