Tracy Chapman: la revolución de la cual nadie habla.

Por Kevin Alcaraz

A finales de los años ochenta, la industria musical proponía glamour, dinero, grandes mansiones y placeres de todos colores. Sin embargo, una joven antropóloga de clase baja en Ohio rompió todo molde y allanó el camino para una oleada de cantautoras en los siguientes años. Y, pese a que, cualquier músico de hair rock de la época se vestía y maquillaba mejor que ella, no se dejó intimidar y constató que, en efecto, lo realmente importante es invisible para el ojo.

Tracy Chapman creció en el seno de una familia completamente rota donde solo su madre se ocupaba de ella y su hermana.

Aunque ver Hee Haw y escuchar a Marvin Gaye durante su infancia casi lograron distraerla de su precaria situación, en definitiva, terminaron por jugar un papel fundamental para presagiar su espíritu artístico.

Tal y como dicta el sueño americano, Tracy se abrió paso en los colegios mediante becas y programas educativos. Aun siendo víctima de racismo, participó en cuanto deporte le fue posible: solventó sus estudios tocando en las calles y cafés de la ciudad universitaria de Cambridge.

No fue hasta que terminó sus estudios que Chapman decidió emprender su carrera como cantautora. El legendario Bob Krasnow le ofreció firmar con Elektra Records con quienes, inmediatamente, grabó su álbum debut homónimo en 1988.

Fast Car, Talkin’ bout a revolution y Baby can I hold you se desprendieron como sencillos de un álbum plagado de temas inolvidables donde destacan también Across the lines, Behind the wall, Mountains o’ things y For my lover.

“My feeling is that the reason people are listening to my music and liking it is because they really do.”

Chapman

La increíble respuesta de la crítica y del público sorprendió a la misma Tracy, quien temía que la juventud de entonces (acostumbrada a la extravagancia de Madonna y Cyndi Lauper)no se identificara con temáticas sobre violencia familiar, desigualdad o explotación.

Sin embargo, sucedió todo lo contrario:

El álbum evidenció lo lastimosamente arquetípicos que son la libertad, que no siempre se tiene, y el amor, que no siempre es correspondido.

Croassroads y Matters of the Heart fueron publicados en 1989 y 1992, respectivamente. Para entonces, el grueso del público recordó lo desechables que son los artistas emergentes y que la cantidad predomina sobre la calidad.

Tracy no era remotamente atractiva como Mariah Carey o Sade, ni componía canciones al ritmo que lo hacía el flamante eurodance. De esta forma, dos estupendos álbumes pasaron completamente desapercibidos, lo que marcó el pulso para el resto de la carrera de Tracy Chapman.

En los siguientes años, solo Give me one reason y The promise se alzaron como sencillos exitosos, los cuales fueron desprendidos del álbum New Beginning en 1995. Tracy dejaba claro ya no era la misma compositora de los años ochenta. Las letras de a poco se fueron haciendo más íntimas al tiempo que la música cobraba tintes más rock.

 

¨ I’m best at writing about things I feel strongly for. ¨

Chapman

Esta línea perduró durante el nuevo milenio con sus álbumes Telling Stories (2000), Let It Rain (2002), Where You Live (2005) y Our Bright Future (2008), de los cuales ninguno logró más que certificación oro en los mercados americanos y europeos.

Estar al borde del olvido no fue suficiente para que Tracy cediera los derechos de sus canciones o siquiera pensara en actuar como figura pública.

De hecho, Nicki Minaj pagó una indemnización de $450,000 por un sample sin autorización de Baby can I hold you en 2018, y su vida privada es todo un acertijo hasta la fecha.

Desde sus inicios Chapman se ha involucrado en un sinfín de actividades humanitarias. Ya sea que apoye a Amnistía Internacional, participe en campañas contra el VIH/SIDA, contra la pobreza en su natal Cleveland o en movimientos feministas, nunca ha hecho alarde de ello, sino que, le han servido de inspiración para escribir a lo largo de su trayectoria.

¨ I have certain interests of my own, generally an interest in human rights. ¨

Chapman

Recientemente, Tracy ha declarado no estar retirada de la música, a pesar de no publicar nuevo material desde hace 14 años y de que su presencia en los medios es casi inexistente.

Por el contrario, con el auge del streaming, sus canciones han reclamado algo del crédito que realmente merecen.

Con cada álbum, Tracy Chapman presentó un catálogo de sus preocupaciones y de lo que creía estaba mal con la sociedad. Su voz sigue sonando con tanta fuerza que aún tiene el poder de erizar la piel de cualquiera que ponga atención a su música.

La magia de Tracy radica en su capacidad de elevar en importancia una disculpa o anular por completo la fuerza física. En cada canción que compuso logró esconder con facilidad temas sumamente complejos en letras sencillas que son necesarias revisitar para poder vaciar por completo el mensaje de cada melodía.

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