“Vivo o muerto, vendrás conmigo”. RoboCop y la predicción del futuro próximo.

Por René Laphond

¿Quién diría que en aquel lejano 1987, cuando se estrenaba RoboCop en cines, la distopia futurista de Detroit se volvería realidad años después? Esta visión del futuro era un poco menos sombría que Blade Runner y menos drástica que Terminator, pero cumplió con predicciones que nos parecían inalcanzables cuando éramos unos niños viendo una película Clasificación R como se hacía en los viejos tiempos.

La historia se centra en el oficial de policía Alex Murphy, quien es asesinado por una banda de criminales y después revivido por la corporación OCP como un policía cyborg llamado RoboCop.

Trata temas sobre el aumento del crimen, la disminución de recursos, la privatización de la fuerza policiaca, el poder corporativo corrupto y codicioso, el combate al crimen de forma violenta y brutal, hasta puntos como la humanidad, la muerte y resurrección.

La película nos cuestiona cuánto de la identidad de Murphy sigue siendo parte de la máquina ya que la película de Verhoeven no profundiza en los detalles de lo que realmente queda físicamente de su cuerpo para formar RoboCop, aunque podemos decir con seguridad que su rostro y cerebro todavía están en su forma original.

Esas preguntas se vuelven menos importantes a medida que se nos pide que consideremos qué es ser humano: ¿se define por la mecánica corporal o por esas cualidades intocables como el libre albedrío y los sueños?

RoboCop se convirtió en un clásico de la Ciencia Ficción por hacer una parodia de la realidad, maximizándola hasta el extremo para hacernos ver hacia dónde iba la sociedad, cumpliendo con las tres características fundamentales del Cyberpunk: un gran avance tecnológico, una pésima calidad de vida y la gran corporación tiránica.

Aunque la película ofrece una sugerencia, nos quedamos pensando dónde termina el hombre Murphy y dónde comienza la máquina RoboCop, ya que tiene recuerdos, sentimientos y emociones.

Constantemente durante la película se ven absurdos comerciales de televisión donde señalan que en algún punto podrás explotar bombas atómicas a tu familia en un juego de mesa o electrocutar hasta la muerte al ladrón de tu auto y sin descargar la batería.

Visualmente, estas películas suelen estar representadas por ciudades en la noche dominadas por luces de neón, cielos llenos de rascacielos y reflejos en calles mojadas por la lluvia incesante.

En cuanto a la trama, el crimen siempre es la parte principal. Son cuentos duros de un mundo duro con gente implacable mezclada con tecnología de punta y vislumbres de un futuro prometido. Con esto en mente, es fácil ver cómo RoboCop ayudó a dar forma a esta estética.

Algunas predicciones, unas agradables y otras no tanto se han vuelto realidad. Un ejemplo es que Detroit estaría plagado de crímenes y en bancarrota. El fondo financiero de Detroit que se declaró en bancarrota el 3 de diciembre del 2013 cuando llegó a la deuda de $18,500 millones en la “Ciudad de los Motores”, convirtiéndola en la mayor bancarrota municipal en la historia de los EEUU y hablando de crimen, el año pasado se informó que la espera promedio de un coche de policía en Detroit era de 58 minutos (a nivel nacional, el tiempo de respuesta es de 11 minutos).

En los 50s la ciudad albergaba a 1,850,000 habitantes, pero estas situaciones hacen que la población continúe disminuyendo, cayendo a 672,000 habitantes en el 2018. Aun así, cuenta con una estatua de 3.3 metros de su héroe, ya que si Philadelphia contaba con una de Rocky, Detroit no se quedaría atrás.

Tenemos también la tecnología de reconocimiento facial que se usa a diario (¡hola, Facebook!) como una de las virtudes mencionadas de RoboCop: “memoria integrada asistida por computadora” o el Google Glass que hace algunos años la policía de Nueva York estuvo considerando la idea de equiparse con el dispositivo, pues permitiría al usuario recuperar instantáneamente la foto policial, el registro de arresto de un delincuente y grabar interacciones con la policía, precisamente lo que hace Murphy cuando arresta (y golpea brutalmente) al villano Clarence Boddiker en la fábrica de cocaína, y ahora, cualquiera bosteza cuando se le sugiere una etiqueta mientras publica fotos en Facebook.

Si en RoboCop la trama se centra en que los robots harán cumplir la ley, recordemos que una gran parte de los enemigos de Estados Unidos son cazados a través del infame dron aéreo no tripulado y está bien documentado que estos han cometido grandes errores, será cuestión de tiempo que drones policías graben persecuciones o disparen a criminales desde algunos metros de altura.

Otro ejemplo es de un comercial de trasplante de corazón artificial fabricado por Yamaha. En el 2013 Carmat anunció el desarrollo del primer corazón artificial bioprotésico que puede latir hasta cinco años, cuyo primer procedimiento se realizó en París en el 2014. Nota: Yamaha no ha dicho nada sobre entrar en acción, aunque podría ser Atari o Susuki, ¿qué más da?

RoboCop se considera una película del estilo cyberpunk por las características antes mencionadas, pero también porque no trata al personaje como mejor o peor que los humanos promedio, sino que es diferente.

La muerte de Murphy es prolongada y violenta, con el objetivo de que la audiencia pueda notar a RoboCop con la humanidad que le quitaron la pandilla de Boddicker y la OCP. Verhoeven utilizó la mitología cristiana con la muerte y resurrección, pero también con simbolismos como en el acto final donde RoboCop parece ir caminando sobre el agua empuñando su pistola. De forma similar, no trata este avance tecnológico como necesariamente negativo, pues el protagonista es la encarnación de la lucha entre la humanidad y el entregarse a la tecnología.

Ha habido cuatro películas de RoboCop hasta la fecha, así como 2 series de televisión, todas ellas manteniendo la estética crucial del cyberpunk.

RoboCop 2 (1990) llegó rápidamente y tuvo una recepción mixta, (tal vez por ser escrita por Frank Miller que aunque tiene en su haber 300, The Dark Knight Returns y Sin City, también tiene la infame The Spirit) la secuela carece de la sátira y la destreza del tacto de la primera, es una película oscura que describe a la sociedad incluso peor que en la original.

La tercera ni siquiera cuenta con Peter Weller en el papel principal y las caricaturas de TV son para el público infantil. Hablando del reboot del 2014, cuenta con un gran elenco y tiene grandes virtudes, pero se aleja notoriamente de los conceptos de la original.

Ganadora del Oscar a mejor edición de sonido, con un presupuesto de $13.1 millones de dólares, de los cuales $1.1 millones fueron solamente para el traje, RoboCop sigue vigente porque fue pensada, escrita, dirigida y actuada con maestría en cada parte de su desarrollo.  

Está todo aquí: la trama se centra en los mecanismos del crimen y la avaricia corporativa. La mezcla de baja vida y alta tecnología es más visible cuando el destartalado Detroit es patrullado por el mismísimo protagonista futurista, aunque solitario, aislado física y mentalmente de sus seres queridos.

Las historias cyberpunk suelen hacer predicciones sobre nuestro futuro y el mundo que podríamos habitar. Algunos pueden argumentar que el capitalismo nihilista extremo de RoboCop no solo ha sucedido, sino que puede estar avanzando aún más.

El futuro es hoy.

Deja un comentario